Los impuestos se llevan más del 50% de la facturación anual de las pymes, pero todavía piden más

Desde que Pedro Sánchez accediera al Gobierno, las subidas de impuestos han estado en el centro del debate político con el fin de conseguir la tan ansiada senda de déficit. Si bien esta reforma fue tumbada en el Parlamento, el último partido en abrazar esta idea ha sido Unidos Podemos, que entre sus medidas fiscales ha propuesto una reforma del Impuesto de Sociedades, que eliminaría parcialmente las deducciones fiscales y situaría el suelo del impuesto en el 15%.

Sin embargo, una eventual subida de impuestos tendría repercusiones casi devastadoras sobre el balance de las pequeñas y medianas empresas. Sin ir más lejos, porque el tipo efectivo de las pymes por Sociedades es inferior a ese 15% (con una contribución media del 12,2% de su beneficio contable). Pero es que, además, y según el último estudio A Taxing Problem: the impact of tax on small businesses, realizado por Sage en colaboración con la firma de consultoría Plum sobre 3.000 empresas de 11 países, que analiza el impacto directo e indirecto de la carga impositiva en las pequeñas y medianas empresas, las pymes españolas soportan una presión fiscal de más del 50% de su facturación anual, un porcentaje solo superado por Brasil en los países que han formado parte del informe.

De hecho, cuanto más aumenta el tamaño de la empresa, menores son los impuestos pagados por las compañías. No en vano, las microempresas, aquellas con menos de diez trabajadores, soportan una presión fiscal de más del 50% según el informe. Sin embargo, en el caso de las pequeñas (entre 10 y 49 trabajadores) y las medianas (entre 50 y 249 trabajadores), esta presión es de menos del 40 y del 30 por ciento, respectivamente.

No hay que olvidar que son precisamente las microempresas las que más presencia tienen dentro de la economía española, pues casi el 96% son pymes de este tipo, un problema endémico de la economía española. De hecho, es una de las razones por las que las pequeñas empresas son más sensibles a los cambios fiscales, especialmente a los aumentos impositivos, porque tienen menor capacidad de reacción y adaptación, además de disponer de menos recursos para optimizar su factura fiscal.

La brecha con las grandes empresas continúa siendo demasiado abultada, pero los políticos parece que no se conforman. Quieren seguir poniendo palos en la rueda de las pequeñas y medianas empresas, y la próxima subida de impuestos y cotizaciones sociales va en esa línea. Ni los autónomos ni las pymes parecen estar en su agenda, por mucho que se empeñen en defender al pequeño comercio. Y mientras no nos demos cuenta de esto, los perjudicados serán, como siempre, los pequeños empresarios.

En Pymes y Autónomos | Hoy he comprado una microempresa

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