Tal y como venía anunciando el Gobierno en los últimos meses, la reforma fiscal que se ha detallado este Viernes en Consejo de Ministros finalmente afectará a todos los grandes impuestos del sistema fiscal español, incluyendo el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto de Sociedades.
Dentro de las novedades introducidas en el Impuesto de Sociedades destaca la constitución de la llamada reserva de capitalización; un instrumento que ya estaba incluido dentro de las promesas electorales del Gobierno de Mariano Rajoy en 2011 pero que, hasta ahora, no se había podido aprobar de manera definitiva.
Con este nuevo instrumento las empresas podrán destinar hasta el 10% de su beneficio a elevar los recursos propios de la sociedad, dinero por el cual no tendrán que tributar. En líneas generales se trata de algo similar a una deducción por reinversión de beneficios en el Impuesto de Sociedades.
El objetivo de esta medida es fomentar la capitalización del beneficio de las empresas, de forma que puedan emprender nuevos proyectos sin necesidad de tener que recurrir a financiación ajena.
Una medida adecuada que debería servir para reducir la excesiva exposición de las empresas a la financiación ajena (en especial,la bancaria) y, en general, al apalancamiento para financiar sus proyectos empresariales. Sin embargo, en un contexto como el actual caracterizado por la elevada cuantía de la deuda viva, se debería haber apostado con contundencia por una medida de este tipo para tratar de mejorar la solvencia empresarial, al estilo de países de nuestro entorno como Estonia, en el que la deducción por reinversión de beneficios alcanza el 100%.
En definitiva, se trata de una medida que va en la buena dirección pero todavía insuficiente.
Imagen | Moncloa En Pymes y Autónomos | Primer acercamiento a la NO Reforma Fiscal aprobada por el Gobierno