La cotización por ingresos reales vuelve a estar en la mesa del diálogo social y político. Sin embargo, por el momento, hay más dudas e incertidumbre que certezas. Y la más importante de todas es la que gira en torno a qué información es la que se va a tomar como referencia para calcular los ingresos del autónomo, si los ingresos brutos o sus rendimientos netos.
La Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) ha sido la primera que ha sembrado la duda. En el programa del lunes de Espejo Público, su vicepresidenta, Celia Ferrero, ha afirmado que la medida de la cotización por ingresos reales no es tan sencilla de aplicar, especialmente si se hace en función de los rendimientos netos del trabajador.
En este sentido, existe una gran diferencia entre rendimientos netos e ingresos. Con carácter general, el rendimiento neto se calcula por diferencia entre los ingresos computables y sus gastos deducibles. Entre estos gastos se encuentran los gastos de manutención, los gastos del vehículo o los gastos de financiación del negocio, entre otros.
De hecho, los rendimientos netos es la base que se utiliza para la aplicación del tipo impositivo a efectos de IRPF, y no la base imponible general (los ingresos). Y este rendimiento puede resultar incluso negativo, de manera que, en algunos casos, el autónomo paga una cuota a Hacienda nula.
El problema de aplicar los rendimientos netos en lugar de los ingresos
Aunque la utilización del rendimiento neto en lugar de los ingresos es un sistema más justo, lo cierto es que desde el punto de vista técnico es el modelo más complicado de poner en marcha.
El motivo es que, mientras Hacienda tiene constancia de los ingresos del contribuyente pocos meses después de que acaba el ejercicio, no dispone de información de los rendimientos netos hasta 18 meses después. Eso, si el autónomo presenta la declaración, porque hay casos en los que no se tiene constancia de esta información.
En muchos casos, los rendimientos netos del autónomo no tendrían mucho que ver con la actividad actual, de manera que se pueden dar muchos casos de sobrecotización o infracotización, haciendo que, en la práctica, la cotización por ingresos reales sea totalmente irrelevante.
Queda por ver si finalmente se lleva a cabo esta medida. Sin embargo, a medida que vamos profundizando en su articulación, más compleja parece su puesta en práctica.