No importa de qué categoría profesional estemos hablando: dueño de una pyme, de un pequeño comercio o mando intermedio en un supermercado. La cuestión es que tienes una serie de responsabilidades de cara al público y cu¿Nando los que te conocen te ven, siempre buscan a un compañero para que les atiendan. Tú no te gustas, el trabajo tampoco y desprendes un "no te me acerques" que los demás leen.
¿Nunca has pensado que lo que detestas de los demás y que ves como defectos son cosas que están también en tu interior? Te pasas el día juzgando. A los compañeros, a los clientes, al tipo que se sienta a tu lado en el metro, a tus amigos. Nadie te complace. Tal vez tus propios conflictos internos no te permitan ni ser feliz ni desempeñar bien tu trabajo.
Sí, tú también tienes tu lado oscuro
Y me voy a aguantar las ganas de hacer bromas con la saga Star Wars, pero tu lado oscuro no está en ninguna galaxia lejana, más bien en tu interior. ¿Eres tacaño? ¿Mientes en ocasiones? ¿Tienes mal genio? ¿A veces eres un poco cobarde?
Ese tipo de cuestiones las escondemos y en la sombra, crecen. Conocernos y aceptarnos no tiene como objetivo elevar a los altares lo simpáticos, guapos, generosos y buenos que somos. Lidiar con los defectos es todo un aprendizaje. Sobre todo para no ser tan duros con los demás.
Ganas más cuando te aceptas
Ríete de las habilidades de las que careces en vez de intentar disimularlas. No todo el mundo puede servir para todo. Y este punto es importante.
Si las personas que tienen bajo su responsabilidad a un equipo y detestan sin sentido a personas que brillan más que él en cualquier aspecto, se pararan a meditar antes de poner zancadillas laborales, otro gallo cantaría.
Lo que ganas y ganan cuando te aceptas
Conocerte, y sobre todo, aceptarte te permite contar con una serie de herramientas que son muy útiles en la vida y que, además, te acercan a un sentimiento de felicidad.
Si llegas a ser capaz de confiar en que podrás resolver todos los retos que la vida te ponga por delante, ese sentimiento de miedo a hacer determinadas cosas, y que tan mal te sabe ver que los demás hacen, podrás hacerlas.
Cuando te aceptas con tus virtudes y defectos, das una mejor imagen ante los demás. Cuanto más tranquila y natural es una persona, más agradable es estar a su lado (fundamental de cara al público)
Esa confianza ayudará a restar energía negativa que impide tanto que avances tú como los que te rodean en el trabajo. Así que para que tanto los clientes como los compañeros no huyan ante nuestra presencia, empieza por hablarte bien. Somos especialistas en hablarnos mal a nosotros.
Nos sentimos "idiotas" por no haber contestado antes, nos vemos "patéticos" por habernos enojado o llorado en público. Cada uno tiene su voz interna y suele ser demasiado crítica. Y esa frustración se suele pagar con el entorno. ¿Por qué no probar a hablarnos con algo más de amabilidad?
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