El sentido del humor es importante. En la vida y en los negocios. Y también la sensibilidad. Y algo de ello encuentro en ese monstruo llamado Google. Muy de vez en cuando, bajo toneladas de gestión empresarial, escondido en las entrañas de lo que es una gran multinacional. Pero ahí esta. ¿Cómo calificar con otros adjetivos esos huevos de pascua que han escondido si procedemos a desinstalar su navegador Chrome? No, no creo como dicen nuestros hermanos de Genbeta que suplique por su vida. Creo que es un guiño muy humano, destinado a enternecernos. Casi casi me dan ganas de responderle que podemos seguir siendo amigos, que soy yo, que he cambiado, y todo eso. Pero la clave esta en la pregunta: ¿por qué te vas?
En el caso de Chrome la pena es que es una pregunta, como ya digo, lanzada al aire. No espera respuesta alguna. Creo que podrían incluso mejorarlo, con algún tipo de seguimiento. Y es que la respuesta a esa cuestión es importante, es un de los objetivos básicos de las entrevistas de desvinculación. Cuando un proveedor, un cliente, un socio, un trabajador nos abandona, cuando no surge a iniciativa nuestra, siempre deberíamos hacernos esta pregunta. Hacérnosla y hacérsela: ¿por qué te vas?
Todo es más sencillo cuando la iniciativa la tomamos nosotros. Quizás en ocasiones más doloroso ( o no), pero al menos la iniciativa es nuestra. Como se dice en tenis, llevamos el peso del punto, y debemos tener preparada la entrevista. En este caso del que hablamos suele ser justo al revés. Alguien se va, nos coge de sopetón, como un golpe en el estomago de repente, dejándonos sin aire, sin saber muy bien de que va todo lo que desarrolla a toda velocidad delante nuestro. En un momento debemos atender la persona, sopesar los daños que vamos a sufrir, las soluciones, etc. Por ello conviene que tengamos algún tipo de protocolo, de plan general para estos casos, de un mínimo entrenamiento, de un procedimiento general, para saber decirle a esa persona, entre otras palabras: ¿por qué te vas?
Alguno estará pensando: que se vaya, que gente hay a patadas. Craso error. este tipo de entrevistas es fun-da-men-tal. No creo equivocarme que marca claras diferencias entre empresas bien y mal gestionadas. Y es que son muy valiosas las respuestas y mensajes que podemos obtener o lanzar con un adecuado ¿por qué te vas?:
- En primer lugar denotas sensibilidad, preocupación. Es muy triste que te vayas de una empresa y nadie quiera saber los motivos después de haber estado partiéndote el alma durante meses, años en la misma. Si el proceso de desvinculación es doloroso esta ausencia de tacto aun lo complica más. No creo que resulte conveniente para la empresa por mucho que le fastidie la marcha la de esa persona. Estamos hablando de una persona a la que es posible que le pidamos un poco de flexibilidad en la marcha para darnos tiempos, de alguien que nos encontramos el día de mañana como proveedor o cliente en nuestro sector, de un profesional de que ira hablando de nosotros y creando opinión, un valor que podamos recuperar en el futuro, etc. Minimizas daños y mejoras perspectivas.
- En segundo lugar, y al igual que ocurre con la Medicina, hay que averiguar siempre las causas del fallecimiento de la relación: los errores que cometieron ambas partes, las expectativas no cumplidas, que ha hecho la competencia para atraerlo a su lado, cómo ve nuestra empresa ya desde fuera, sin las limitaciones que le suponía formar parte de la misma, etc. En definitiva estoy hablando de información muy rentable, de interés estratégico. Y el momento adecuado para recogerlo es ése, por mucho que nos duela.
- Quizás, solo quizás, consigas con esa entrevista frenar la marcha, si estas interesado en ello. Y es que si en el caso de los clientes se esta acostumbrado a pelear por ellos, me extraña que algunas empresas se dejen arrebatar con tanta facilidad proveedores contrastados (se que es más raro, pero me consta que ocurre) o empleados clave. Soy consciente de que uno elige las batallas que quiere disputar, pero me impresiona que algunos jamás disputen ninguna.
Es duro, pero mírale a los ojos y pregúntale: ¿por qué te vas?
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