No paro de trabajar porque no llego a final de mes. Tengo que tener mi negocio más horas abierto, fines de semana, festivos, etc. porque también lo hacen las grandes superficies con las que compito. Estas reflexiones podrían salir de la boca de cualquier pequeño comercio de nuestras ciudades. Pero quizás el problema es otro, falta una visión a medio y largo plazo del negocio.
Porque esta espiral en la que muchos están metidos no lleva a ningún lado. Y si empezamos a pensar que en Internet abren 24 horas, dejaremos de tener vida, si nos queda algo. Y esto solo acaba en el traspaso del negocio en cuanto que paramos un momento, vemos los ingresos de final de mes y se cotejan con el número de horas que hemos invertido. El coste de la hora trabajada es realmente miserable.
Por eso más allá de final de mes, de poder pagar la factura de este mes, es muy importante que los negocios, los pequeños comercio y empresas tengan una visión a medio y largo plazo. Porque si el resultado de nuestro análisis es que el esfuerzo que se está haciendo para salir adelante no es coyuntural, sino que no generamos los beneficios suficientes para poder competir si no es trabajando 16 horas al día, casi mejor dedicarse a otra cosa.
Es aquí donde la empresa tiene que apostar por una nueva forma de trabajar, por ofrecer a sus clientes productos o servicios que necesitan, pero que a la vez nos dejan margen suficiente como para no tener que trabajar 16 horas al día. O simplemente en una nueva forma de captar clientes, sin estar solo detrás del mostrador esperando a que alguien cruce la puerta de nuestro local.
No se puede mantener la precariedad de un negocio, de un autónomo de forma continuada. Porque si no al final nos damos cuenta que son los clientes los que están aprovechándose de esta situación de debilidad para apretarnos más todavía las tuercas, ajustar presupuestos, reducir márgenes, dar más por menos y trabajar casi como esclavos solo para facturar a final de mes.
Lo hemos visto en muchos sectores. Diseñadores web que acaban haciendo una página casi a coste cero solo para ganar clientes, que luego no contratan mantenimiento ni valoran el trabajo realizado. Lo mismo con el diseño de un logo, que total son tres garabatos o cualquier otra profesión, donde la cuestión es que no se valora el trabajo realizado de los demás, empezando porque es el propio profesional el que no lo hace.
Imagen | TeroVesalainen