Un encuentro de negocios. Todo preparado. Se producen los primeros contactos. Transcurren con normalidad. Para cerrarlos, el ritual 'tradicional' es el mismo: se estrechan las manos y hay un intercambio de tarjetas de visita. ¿Ha cambiado esto con el avance de las herramientas digitales? ¿Han muerto las tarjetas de visita?
Hay quien ha certificado su defunción. Su existencia es incompatible con los avances tecnológicos, defienden. Las webs profesionales, las redes sociales como Linkedin... Hay infinidad de posibilidades para construir una red de contactos sin necesidad de la entrega de un trozo de papel con el teléfono, el correo electrónico y los datos principales.
Y no hay ninguna objeción en ese sentido. Es cierto. Pero, ¿eso hace incompatible la tarjeta de visita? De la lectura de este artículo en el Financial Times, bajo el título 'Las tarjetas representan un ritual que va a perdurar', se pueden extraer dos factores decisivos a la hora de certificar o no esa muerte:
1) Siempre será necesario un recordatorio de los datos y la reunión. A no ser que seas Bill Gates o Amancio Ortega, no será sencillo que el interlocutor recuerde tus datos básicos para localizarte en esas herramientas digitales. Necesitará un registro mínimo que, además, no implicará sacar el móvil en mitad de una despedida, algo que puede resultar molesto. Para ese registro, la tarjeta sigue (y, quizás, seguirá) sirviendo.
2) La importancia del ritual. Pero, además, es que, como aseguran en el artículo, la entrega de las tarjetas de visita forma parte del ritual del 'networking'.
Y ese ritual parece que aún perdurará en el tiempo. "Las tarjetas de visita son una de las muchas vías por las que la gente inicia relaciones profesionales", afirmaba Linkedin, una de esas nuevas herramientas digitales. Lo hacía en un anuncio que da pistas sobre esa permanencia en el tiempo de esas 'piezas' de papel: se alía de manera definitiva con Evernote para que a través de esta última se pueda fotografiar y detectar todos los datos de las tarjetas e introducirlos automáticamente como contactos en la red social.
Entonces, ¿qué implica todo esto? Pues que, a simple vista, aún habrá que esperar para asistir al funeral de la tarjeta de visita. Ahora bien, hay algo para lo que sí están los días contados: la agenda de contactos en papel.
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