No existe prácticamente ninguna ciudad española que se haya librado de la guerra de precios librada entre los establecimientos que comerciatlizan con pan. La llamada guerra del pan, originada hace un par de años por un panadero valenciano que vendía barras de pan a 20 céntimos, ha provocado todo un fenómeno en torno a la fabricación y posterior distribución de este producto.
La respuesta de de las grandes cadenas no se hizo esperar: si José Navarro (así es como se llamaba el panadero valenciano), quería guerra, la iba a tener, y anunciaron agresivas rebajas de precios en el precio del pan. Este movimiento recibió duras críticas por parte de los pequeños establecimientos, que consideran que es imposible vender pan de una cierta calidad por debajo de cincuenta céntimos.
Sin embargo, a pesar de las advertencias de los pequeños empresarios, los consumidores provocaron un aumento inédito de este producto, gracias a esta guerra de precios. Entre Mayo de 2012 y Abril de 2014, se ha producido un aumento del consumo de pan de 1,8%.
Las grandes damnificadas han sido, como en casi cualquier guerra de precios en las que participan las grandes cadenas, las pequeñas panaderías de barrio. A pesar de que la calidad del producto sea mejor y el pan recién hecho tenga un mejor sabor que el pan fabricado de manera industrial, los consumidores prefieren no gastar tanto dinero y recurrir al pan a 20 ó 30 céntimos.
En España existen, en la actualidad, unas 15.000 panaderías que venden el pan de toda la vida. En una década, 5.000 de estos establecimientos han echado el cierre, muchos de ellos por culpa de la guerra de precios. Ahora bien, las crisis pueden verse también como oportunidades y los panaderos pueden aprovechar el tirón del pan destacando sus características diferenciadoras frente a las grandes superficies.
Renovarse o morir, he ahí la cuestión.
En Pymes y Autónomos | En las guerras de precios no hay ganadores
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