En las guerras de precios no hay ganadores

En las guerras de precios no hay ganadores
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Uno de los factores más importantes a la hora de establecer el precio de nuestros productos es conocer el precio de la competencia, especialmente cuando tanto nuestra empresa como el resto de empresas del sector comercializan productos homogéneos en los cuales la diferenciación no es tan evidente.

Este factor puede conducir a situaciones peligrosas que lleven a la empresa a la quiebra, en especial cuando todas ellas se enzarzan en guerras de precios de muy difícil salida. En las guerras de precios no hay ganadores.

Cuando una empresa que actúa en competencia con otras decide bajar el precio de sus productos, se presenta una disyuntiva bastante difícil de resolver: o bien reducir el precio incluso por debajo del coste de producción o bien perder ingresos por ventas. Si nos decantamos por la segunda opción, la guerra de precios está más que asegurada.

Es cierto que, desde el punto de vista del consumidor, la guerra de precios es positiva puesto que pueden adquirir el mismo producto en otra empresa a un precio menor. Sin embargo, desde el punto de vista de cada empresa particular, la guerra de precios puede llevar incluso a situaciones de quiebra empresarial.

Si, además, nosotros como pyme entramos en guerra con una gran empresa, la derrota está más que asegurada, ya que cuanto más grande sea una empresa mayor será su capacidad para absorber el menor precio del producto y, por tanto, mayor será su capacidad para salir airosa de la guerra de precios.

Por tanto, antes de entrar en una guerra de precios habría que valorar si el producto es homogéneo al de la competencia desde el punto de vista de los gustos y preferencias del consumidor y si nuestra empresa puede sobrevivir sin los menores ingresos por ventas.

En Pymes y Autónomos | Esto es la guerra (II): la estrategia de pre-defensa Imagen | Bacteriano

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Comentarios cerrados
    • Las guerras de precios pueden ser buenas, sobre todo para el cliente y si la guerra es a la baja. No cuentan las guerras de precio en algunos sectores de la hostelería (que se podría decir hostialería) donde parece que todos se ponen de acuerdo en subir los precios.

      Hace tiempo tuve una tienda de ordenadores, y la guerra de precios era feroz. El summum de lo absurdo de esta guerra fueron las impresoras, donde se llegaron a vender las mismas con ganancia cero. Esto se podía sostener porque la garantía la daba directamente la marca. Algo se podía ganar con el precio de la tinta, pero aparecieron las tintas genéricas y los rellenados, y tampoco se ganaba nada. Total, que los compradores de impresoras se quedaron sin servicio técnico de cercanía.

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