Qué coticen los robots, o ponemos límites o nos volvemos luditas
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Qué coticen los robots, o ponemos límites o nos volvemos luditas

Sería bonito. Qué los robots coticen y paguen nuestras pensiones. Era una de los propuestas que han quedado en suspenso tras dos años de negociaciones en el Pacto de Toledo, pero que con el adelanto electoral ha quedado postergada.

Gravar la tecnificación y digitalización, el uso de tecnología para mejorar la productividad supone que el Retorno de la Inversión, el ROI, de la adquisición de una máquina en una empresa será mucho más prolongado en el tiempo. No se amortizará tan rápido, generará beneficio más a largo plazo, lo que acabaría por retraer dicha inversión.

Si el robot paga impuestos, ¿quién quiere invertir en tecnología?

Al final lo que implica es que muchas empresas no invertirán, perdiendo competitividad respecto a otras que si lo hacen. Hay que tener en cuenta que el uso de robots no tiene que implicar necesariamente pérdida de empleo. Por un lado si miramos la tasa de robots por cada mil habitantes de países como Corea o Alemania, es mucho más elevada que en España. Sin embargo sus tasas de paro son muchos más bajas.

Los datos de la International Federation of Robotics nos indican que el número de robots por cada 10.000 trabajadores en el sector industrial lo encabeza Corea del Sur, con 631, seguido de Singapur con 488 y Alemania con 309. En ninguno de ellos las tasas de paro son comparables a las Españolas. También es cierto que tampoco lo es el peso de su sector industrial en el PIB.

Pero entonces, ¿dónde ponemos el límite? ¿Por qué un robot que se utiliza para fabricar vehículos paga impuestos y una lavadora no? Al fin y al cabo, si no tuviéramos una lavadora en casa, o un robot de cocina, muchos se verían obligados a contratar a alguien para realizar tareas domésticas. Son puestos de trabajos que se pierden.

Deslocalización de la fabricación y empleo

Lo cierto es que la robotización ayuda a reducir los costes laborales, ya que la máquina no se incluye en esta partida y a la vez mejorar la productividad. Esto puede ayudar a que industrias muy deslocalizadas en su fabricación, como podría ser el caso del textil, volvieran a producir en origen.

Dado que el coste de la máquina es igual aquí que en Vietnam, por poner un ejemplo, y los costes laborales se han reducido, es una oportunidad para generar empleo en los países de origen. De esta forma no solo no se produciría una merma en el empleo, sino que se recuperaría parte del perdido en diversos sectores a lo largo del último tercio del siglo XX.

El neoludismo no es la solución para mejorar el empleo disponible

Al final no se trata tanto de que el robot pague o no una cotización para sufragar la seguridad social. Es cuestión más bien de cómo obtener los recursos necesarios en un entorno donde la robotización puede hacer que la mano de obra cada vez sea menos necesaria. Pero también la inteligencia artificial, no hay más que ver las experiencias de Amazon con sus supermercados sin empleados.

Lo importante es lograr atraer la inversión y para ello también es fundamental contar con personal de alta cualificación, ya que estas plantas robotizadas necesitan ingenieros, mantenimiento y un trabajador que pueda reparar, programar e incluso utilizar los mismos de una forma eficiente.

Imagen | MichaelGaida

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