Seguramente todos conocemos esas famosas pulseras con supuestos “poderes” respecto a nuestro equilibrio y rendimiento deportivo, al fin y al cabo no es la primera vez que hablamos de ellas. Y no solo están la Power Balance sino otras muchas que se han aprovechado del tirón, claro.
Lo que es un lucrativo negocio (vender un trozo de silicona a precios bastante altos) no parece ser más que un engaño (ninguna sorpresa en realidad) que ahora los propios fabricantes han tenido que reconocer en un comunicado público.
Los negocios que se basen en promulgar beneficios no probados deberían ser castigados de manera ejemplar pero casi nunca es así. Lo que vemos es que la respuesta llega tarde y para entonces ya se ha pillado un buen “pellizco”. Vamos a estudiar las consecuencias para Power Balance en Australia como ejemplo de que los engaños se pueden pagar caros, aunque con cierto sabor agridulce.
“Productos milagro”, se suele decir, y yo soy agnóstico. Más allá de lo que el sentido común debería decirnos tendríamos que estar eficientemente protegido de las malas artes y de la competencia desleal que se produce, porque ¿cómo competir con un producto con resultados “mágicos”?. De ello somos responsables todos aunque en ocasiones vemos lo bien que funciona el engaño y lo “barato” que les sale mantenerlo. De ahí que tantos hayan decidido copiar a Power Balance.
Esta empresa ha tenido que admitir, a instancias de la ACCC (Australian Competition and Consumer Commission), que no hay evidencias científicas que prueben las beneficios que dicen tener sus pulseras y colgantes. Las medidas que han tenido que tomar son varias, algunas ejemplares:
- Eliminar la publicidad engañosa de la web y el embalaje del producto.
- Eliminar la sentencia “tecnología de rendimiento” de la pulsera.
- Publicar un aviso diciéndole a los consumidores que los beneficios publicitados no pudieron ser confirmados por métodos científicos.
- Devolverle el dinero a los consumidores que se consideren engañados y mantengan prueba de compra.
- Los minoristas que comercialicen las pulseras sin estos cambios lo harán bajo su propia responsabilidad.
Ahora bien, estas medidas solo afectan a las ventas y productos distribuidos en Australia. Están obligados a reconocer que han vendido beneficios no probados en Australia pero este extremo no es aplicable en el resto del mundo, por supuesto. Espero que esta acción abra la puerta para que se siga la misma línea en el resto de países, especialmente el nuestro. No es de esperar que lo haga la propia compañía, claro, pero realmente ¿qué mensaje se está dando al mundo con estas acciones ?
Engañar es lucrativo y el honrado poco puede hacer porque cuando se actua ya es tarde ¿o alguien duda que Power Balance seguirá diversificando su oferta gracias a su increíble éxito?. Además, en este caso el efecto placebo y la “consistencia cognitiva” de los consumidores puede hacer que estos no se sientan engañados, de modo que no solicitarían la devolución.
Entiendo que un empresario decida poner en stock las dichosas pulseras pues ellos no son los que deben velar por el mercado. Eso debe estar en manos superiores. El vendedor quiere vender y si en España es legal, es legal. Todos queremos hacer caja y eso nos lleva en ocasiones a caer en la tentación, algo normal cuando se venden como rosquillas.
Las acciones deberían ser ejemplares con los productores para acabar realmente con los engaños y sobretodo hacerse a tiempo. En mercados globales, soluciones rápidas y en cadena. En caso contrario siempre será más rentable engañar que crear un producto que realmente funcione. Eso o abrir una línea telefónica de tarot, claro.
Y lo mismo podríamos comentar sobre Actimel, Activia y otros tantos productos que venden unos beneficios no probados y contra los que se ha actuado mal y a destiempo. Al menos en Australia han dejado un mensaje claro: “aquí ya no”. Algo es algo.
Via | Scepticsbook.com
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Imagen | Power Balance Australia