En las últimas décadas ha venido siendo habitual entre las empresas de todo el mundo el recurrir a los procesos de deslocalización empresarial para reorganizar sus estructuras organizativas, motivado por unos menores costes laborales, una menor presión fiscal, la cercanía a ciertos mercados, etcétera.
De tal modo que el proceso habitual era el trasladar parte de la estructura a otras jurisdicciones, desde sus países de origen, siempre con billete de ida y no de vuelta, y que en el futuro podrían emprender un nuevo 'viaje' hacia otros lugares aún más atractivos.
Pues bien, por su singularidad hoy quiero señalar un proceso curioso, que es el que ha tenido lugar en la fábrica de cigüeñales de la automovilística Volvo, que ha decidido retornar su planta de producción a Suecia, configurando un proceso pionero.
Si analizamos las razones que han podido derivar en una decisión de este tipo, podemos encontrar un proceso de racionalización de costes, una caída de la demanda y por ende de la producción, o los envites de un nuevo plan estratégico por parte de una nueva dirección.
En Pymes y Autónomos | ¿Debemos ver la deslocalización empresarial como algo negativo? Imagen | El Confidencial