Personalmente soy un enamorado de los bonsáis, y hoy quiero proponerlos como complemento, como adorno y como elementos destacados de las dependencias de nuestras oficinas y dependencias profesionales. Y es que sin duda decorar nuestra oficina o nuestro despacho con uno o varios bonsáis no es decorarlo con una planta más.
Decorar nuestras dependencias con bonsáis es todo un signo de distinción, y además es una representación de muchas cosas: es una demostración de equilibro, de paciencia, de saber mantener tratos a largo plazo, o por ejemplo es signo de tener un gusto por el estilo y el arte. Y es que el bonsái y sus cuidados son un arte en sí mismo.
Ahora bien, si bien disponer de un bonsái puede ser una de las cosas más bellas y gratificantes que podemos disponer, además de ser una de las cosas que mejor imagen nos reportará, también puede ser todo lo contrario de no saber mantener el bonsái de forma adecuada o de no saber cuidarlo/s adecuadamente.
Así, para empezar decir que el bonsái o bonsáis para que realmente expresen lo que queremos que expresen de nosotros deben de ser naturales, nunca artificiales, pues los bonsáis artificiales son un “quiero y no puedo”, un adorno de mala calidad en todo caso, nunca un arte, pues el arte del bonsái no es tan solo su figura, es el arte de cuidarlo.
Y ese es el segundo punto importante que debemos tener en cuenta si queremos tener bonsáis en nuestras dependencias profesionales, su cuidado. Y es que el bonsái por lo general es un ser delicado, que requiere de abundante riego y cuidados, pero sobre todo requiere no dejarlo descuidado. Y es que un bonsái por muy vivo que lo mantengamos, de no mantenerlo cuidadamente podado y criado puede salirnos un auténtico espectro de bonsái que hable muy poco favorablemente de nosotros.
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