Cuando terminamos nuestros estudios y nos lanzamos al mercado laboral en búsqueda de un hueco que nos permita realizarnos profesionalmente tras una época más o menos larga de estudio, todos solemos creer que tanto esfuerzo se verá recompensado, pero por desgracia no suele ser así en todos los casos.
Para ilustrar esta situación voy a referirme a una historia muy triste, la de un joven español, que se llama Benjamín Serra, y que a pesar de contar con dos carreras universitarias y un máster, se encuentra trabajando en la limpieza de unos baños públicos. Sintiéndose muy desilusionado por el desenlace que han tenido tantos años de sacrificio y de esfuerzo.
Desgraciadamente, este es un ejemplo que se repite con demasiada frecuencia actualmente, debido principalmente a la escasez de oportunidades y la imposibilidad de acceder a un trabajo acorde a una formación determinada, y en otras muchas ocasiones, ni siquiera a eso.
En mi opinión creo que la formación siempre se valora, y con ello, el esfuerzo que hay detrás, y la razón es que generalmente los mejores puestos están copados por profesionales con un gran currículum académico. Bien es cierto, que en el caso de Benjamín el desenlace ha sido muy triste, pero, ni todos los graduados universitarios realizan ese tipo de trabajos, ni tampoco es frecuente que profesionales con escasa cualificación consigan grandes avances en el mundo de la empresa.
En Pymes y Autónomos | Formación o capacitación, o donde se pone la frontera entre el intrusismo y la valía profesional Imagen | Tom Coppen