Cuando se habla de ser autónomo, de lo gratificante que puede ser llevar las riendas de nuestro propio proyecto. Esto muchas veces supone muchas más horas de trabajo, entrar en áreas de gestión más allá de las que estamos acostumbrados en nuestra faceta profesional, como puede ser la comercial o la fiscal, por eso es muy importante estar convencido de dar este paso. Y no precisamente lo que ocurre con algunos inscritos en el RETA, puesto que uno de cada cinco autónomos lo son a la fuerza y preferían trabajar por cuenta ajena.
Así lo indica el estudio realizado por La Caixa "El autoempleo involuntario y dependiente en España" que trata de analizar los motivos por los cuales los trabajadores deciden hacerse autónomos. Ocurre en todos los países que siempre hay un porcentaje de autónomos involuntarios, pero en España la tasa es cinco puntos más alta.
Además según indica el estudio son aquellos que se encuentran en una situación más débil, los que tienen más complicado acceder a un mercado laboral, los que en mayor medida se ven obligados a hacerse autónomos. La mayor incidencia se produce entre los hombres, los inmigrantes, los jóvenes, los trabajadores poco cualificados y los trabajadores del sector de la construcción.
Existe relación directa entre el PIB de las regiones y el porcentaje de autónomos involuntarios. A media que el PIB es más alto en una comunidad, más bajo es el porcentaje de autónomos forzosos. Por dos motivos fundamentales, porque hay más oportunidades de negocio y aumenta el número de profesionales que sí quieren trabajar por cuenta propia y por otro porque hay más oportunidades laborales para no tener que agarrarse al clavo ardiendo de hacerse autónomo.
Me gustaría saber cómo influye para tomar esta decisión el "caramelo" de la tarifa plana. A muchos les puede parecer atractivo si inician una actividad intentarlo con un descuento muy importante en la cotización, sobre todo durante el primer año, pero también en el segundo. Una vez pasado este periodo es muy posible que todos estos autónomos forzados se den de baja y el porcentaje que se mantendría sería ínfimo.
Eso sin contar con los falsos autónomos, de los que se ha hablado mucho en el sector de los riders, pero que se extienden a a otras áreas, desde actividades como el despiece de carne donde durante años ha sido práctica habitual u otros como la abogacía o incluso diseño gráfico o web, por citar diferentes áreas. El cuento del autónomo emprendedor no es siempre la realidad.