Cuando la pandemia nos visitó por 2020, las decisiones en el ámbito laboral se tomaban buscando la seguridad y la productividad. Después de llevar años ignorando los beneficios del teletrabajo, muchas empresas apostaron por este modelo. En 2023, pocos pueden presumir de seguir en casa trabajando.
El teletrabajo también tiene un componente de presentismo poco sano y productivo
Debe ser por los años que llevamos con el chip implantado de que si el jefe nos ve, es buena señal. Incluso cuando no estamos haciendo nada o ya hemos terminado nuestra jornada. Da igual si no eres productivo para la empresa, al menos estás.
Cuando la emergencia sanitaria se relajó y se implantó el modelo híbrido, muchos pensaron que se había alcanzado lo mejor de ambos mundos. Ir a a oficina dos días a la semana era suficiente y el resto, servía para trabajar.
España tiene la productividad más baja de las grandes potencias del euro, está siete puntos por debajo de la media de la UE a Veintisiete y no repunta de la base de 100 puntos de referencia europea desde, al menos, 2005, según recoge THE OBJECTIVE.
El presentismo desde el teletrabajo tiene forma de plataforma donde están los compañeros y los gerentes. El 'buenos días' de turno, se ha convertido en el santo y seña de que has llegado a la "oficina". No se trata de ser un ermitaño pero tampoco de trasladar a tu casa y a tu ritmo las malas praxis del trabajo presencial.
El teletrabajo beneficia al trabajador y también a los jefes aunque se resistan a verlo
Cada día surge un nuevo estudio. Ahora parece que el ir y venir hasta tu lugar de trabajo te ayuda a pensar, a desconectar, a ser más creativo y así hasta mil motivos más, a cual más absurdo y surrealista. Ir y venir hasta tu puesto supone: estrés, ansiedad, gastar dinero y perder tiempo.
Trabajar desde casa, siendo una persona organizada y cumpliendo con tus objetivos, es lo más sano del mudo. Y así, poder dedicar el tiempo que te sobra para solucionar gestiones que todos tenemos y, a la vez, tratar de conciliar la vida familiar.
El compromiso con la empresa no se pierde. Es la que te paga a fin de mes. Es la que tiene rostro, la de esa persona que ves a través de una vídeo llamada o en persona algunos días de la semana.
Ese sentimiento paternalista del jefe que asocia productividad con mirarte a la cara, no es sano
El sentimiento casi paternalista del jefe que 'necesita' controlar (sin ningún tipo de estrategia) la productividad, sólo es sinónimo de desconfianza y de inseguridad hacia su plantilla.
Por esta razón, la nueva forma de controlar es la de monitorizar la actividad, cuando en la mayoría de las veces, sólo sirve para comprobar el número de veces que se ha movido el ratón.
El teletrabajo tiene muchos enemigos, para empezar, los que no pueden permitirse llevar a cabo su labor desde casa. Debemos ser fuertes y sobrevivir a ese sentimiento que va ligado a "más horas, más productividad" que ni es cierto ni sano.