Hoy es noticia que uno de cada tres jóvenes de la Comunidad Valenciana es pobre. El informe refleja que esta situación está diez puntos por encima de la media.
El estudio, que considera a los jóvenes un «colectivo vulnerable», es obra del Observatorio de Investigación sobre Pobreza y Exclusión en la Comunidad Valenciana, integrado por la Universidad CEU Cardenal Herrera, Cáritas Comunitat Valenciana y la Fundación FOESSA. Estas cifras empujan a muchos jóvenes y no tan jóvenes a emprender.
La aventura empresarial no es algo que se tenga que tomar a la ligera, pero cuando la necesidad apremia, se ha de pensar en soluciones rápidas y quizás en tomar decisiones precipitadas.
Pero, a veces, las historias tienen un final feliz. Si resulta imposible, casi una odisea encontrar un puesto de trabajo, o que la remuneración del mismo sea cuanto menos, digna, no queda otra que pensar: ¿Qué sé hacer, qué puedo aportar?
Llamó mi atención la historia de Sanvi- Scooterdrive, una página web donde se vende y alquila scooter eléctricas. Esta persona además de vivir de cerca el tener que emplear este vehículo para personas con dificultad para moverse, vio en este campo una posibilidad de hacer negocio.
Su situación a nivel laboral no era la ideal, pero supo ver una necesidad, un nicho y empezó muy poco a poco con el alquiler de estos vehículos para ir ampliando tanto la oferta, como para ofrecer sus servicios de reparación.
A veces, para dar el paso y entrar en nuevo sector que jamás nos hubiéramos imaginado en lo laboral, hace falta vivir una situación límite, un poco de observación, ganas de salir adelante, apoyo económico mínimo y muchas ganas de escapar de las garras del desempleo.
En ocasiones el plan de empresa, de marketing y demás, viene después de tener una idea sencilla pero en la que nadie había caído.
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Imagen|Leo Hidalgo