El término ambición tiene casi siempre una consideración negativa. Ser ambicioso parece asimilarse a la codicia y se deja de lado una acepción más similar al inconformismo, algo que puede ser muy necesario y actuar como motor de nuestra actividad empresarial.
Porque la ambición no sólo se restringe al ansia por acumular riquezas o poder. La ambición puede encontrarse en el deseo de ser mejor cada día, de buscar nuevos retos y luchar por ellos, todo ello si necesidad de pisotear a los demás o de no tener escrúpulos para alcanzar nuestros objetivos.
¿Puede un emprendedor o un empresario no ser ambicioso? Partiendo de la base de que el conformismo puede ser un factor que nos lleve al fracaso, porque la competencia no se duerme y nuestro mercado y nuestro sector están en constante transformación, el hecho de no buscar la mejora constante puede hacer que antes o después nuestro negocio desaparezca. Por tanto dentro del carácter del empresario no puede faltar ese punto de ambición.
Desde el punto de vista social la ambición no está bien vista, como tampoco lo está el inconformismo ni la aspiración por destacar. Pero eso no debe ser un freno para que nos pongamos objetivos altos y hagamos lo posible, dentro de los límites razonables, para alcanzarlos.
Adoptemos una actitud ambiciosa en nuestro negocio. Busquemos la mejora constante a nivel personal, profesional y empresarial. No lo ocultemos para ser "políticamente correctos" y canalicemos esta actitud de manera responsable, porque el conformismo nunca nos llevará al éxito.
En Pymes y Autónomos | "Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos" Imagen | nando.quintana