Desde hace muchos meses, prácticamente desde que iniciara su andadura el ejecutivo de Mariano Rajoy, se ha hablado mucho sobre la necesidad de proporcionar un impulso al sector del emprendimiento en España, con muy buenos propósitos sobre la mesa, pero con pocas reformas al respecto, que por suerte mañana viernes llegarán, pero no se sabe con qué intensidad.
Parece ser que los tiros van a ir por el lado de la agilización de los trámites que se deben cursar a la hora de crear un negocio, para lo que posiblemente se cree un portal en el que vía telemática pueden hacerse estos trámites.
Adicionalmente, me gustaría encontrarme otras novedades, que tratasen de cubrir al menor parte de las deficiencias que existen en nuestro entorno para dar un poco de oxígeno a los nuevos empresarios, entre las que destacaría bonificaciones y exenciones fiscales, créditos blandos, apoyo técnico y orientación, y como no, el clima de estabilidad necesario para poder desarrollar proyectos que puedan consolidarse en el tiempo.
En definitiva, esta nueva ley debe atacar las grandes deficiencias con las que la economía española cuenta para crear un negocio, que además de tener que lidiar con los envites de la propia crisis con una agudeza especial, nos encontramos con un marco regulatorio mucho más áspero que el de la gran mayoría de nuestros vecinos europeos.
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