Cuando pensamos en el camino que ha llevado a cabo un emprendedor para crear una empresa, en muchas ocasiones destacamos sus habilidades personales para los negocios, el conocimiento del sector en que desarrolla su actividad, o la captación de recursos económicos, entre otros factores. Pero rara vez se señala a la cultura como factor que induce al ‘hambre’ por crear una empresa o innovar en los negocios.
Nunca me han gustado los generalismos, pero hay que admitir que de las comparaciones se desprenden muchas lecturas positivas. Si comparamos la cultura de nuestro país, con la de países como Estados Unidos o Japón, una de las cuestiones que más nos llaman la atención es la dependencia ‘excesiva’ que los jóvenes españoles tienen de sus padres, tanto en la etapa de su formación como en la etapa posterior a esta.
En cambio en los dos países que he señalado para establecer la comparativa, los jóvenes entienden que cuando se gradúan y emprenden sus estudios universitarios han de ser autosuficientes, librando sus propias batallas sin ayuda de sus progenitores. Recordemos por ejemplo la típica escena de las películas estadounidenses en las que aparecen niños que venden limonada. A caso ¿a cuántos niños han visto por las calles españolas vendiendo limonada? Por Dios, ¿será que sus padres no tienen para darle de comer?
Tal vez en una comparativa tan sencilla como esta, podemos entender fácilmente porqué los españoles tenemos una cierta limitación cultural para la innovación, debido a la excesiva protección y el menor ‘afán de supervivencia’. Seguramente algunos de ustedes me refutarán que las circunstancias macroeconómicas actuales no son las más cómodas para realizar una comparativa en este sentido, pero si nos remitimos a otras épocas de nuestra historia reciente, este ha sido un hecho confirmado, nuestra cultura una limitación para los negocios.
En Pymes y Autónomos | Es muy positivo que los hijos tomen cuanto antes las riendas del negocio familiar
Imagen | eusoufamecos