Emprender es un concepto difuso que no siempre se utiliza de forma correcta. Parece que montar una empresa o pagar la cuota de autónomos es motivo suficiente como para considerarnos como un emprendedor. Sin embargo, así como existen diferencias entre emprendedor y empresario, hay señales que diferencian a una persona que tiene una idea y la pone en marcha, por mucho que haya arriesgado su capital en esta empresa.
Los emprendedores son únicos. No solo es que piensen de forma diferente; actúan de forma diferente. Si alguna vez te has preguntado si entras dentro de esta lista exclusiva, tan solo tienes que hacerte las siguientes preguntas.
¿Vienes de una familia emprendedora?
La pregunta del millón es si el emprendedor nace o se hace. Si bien cada persona tiene una respuesta diferente a esta pregunta tan ambigua, lo cierto es que sin duda nuestra familia y, pro tanto, nuestra sangre, influye de manera significativa en nuestra mentalidad emprendedora. Muchos emprendedores tienen padres que trabajado para ellos mismos a lo largo de toda su vida laboral, una señal inequívoca de que seguramente tú acabes haciendo lo mismo.
¿Te gusta el status Quo actual?
Cuestionas las normas establecidas y te preguntas por qué la gente actúa de una determinada forma y por qué las cosas siempre se hacen igual. No te limitas a pensar cómo mejorar las cosas; tomas la iniciativa e intentas revolucionar el mundo que te rodea. Así se han conseguido muchos de los mayores avances de la historia.
¿Crees que las vacaciones sirven para trabajar más en tus proyectos?
Hace mucho tiempo que no te tomas unas vacaciones de verdad. Para ti, el verano es una época ideal para seguir trabajando en tus proyectos, algo que asumes que es tu verdadera pasión. A diferencia del resto de mortales, el descanso se aproxima más a tener un día completo para trabajar en tus tareas pendientes sin recibir ningún tipo de interrupción.
¿Te gusta delegar tu trabajo en otras personas?
Quizá sea uno de los pocos puntos negativos que se le pueden atribuir a un emprendedor. Tú has montado tu empresa, es tu idea, las has mimado y visto crecer y, por eso, te cuesta dejar al mando a otra persona. Es totalmente normal y lícito, pero puede acarrear problemas a largo plazo conforme crece la empresa. Sabes que no es la mejor actitud, pero no lo puedes evitar.
¿Dónde te sueles sentar en una cafetería?
Aunque parezca una pregunta absurda y poco relacionada con tu vena emprendedora, tiene más importancia de la que crees. Si sueles elegir tu sitio en función de dónde se encuentran los enchufes o donde haya una mejor conexión a Internet mientras consumes toneladas de café, tienes todas las papeletas para ser un buen emprendedor. Los clientes no pueden esperar, y tienes que contestarles y trabajar desde cualquier sitio del mundo.
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