En muchas charlas de motivación, se hace hincapié en triunfar, en apostar por esa idea que nos puede cambiar la vida. En convertir nuestro sueño en nuestra profesión.
Sin dejar de lado, que todo lo anterior debe de ir de la mano de una gran dosis de realismo: el fracaso, los obstáculos, la falta de empatía de quienes nos rodean, todo forma parte de ese plan para mejorar. Pero ¿y olvidar de dónde venimos? ¿Es importante mantener, no sólo en el currículum sino en nuestro comportamiento a nivel profesional, esa esencia?
Humildad
Sorprende ver cómo algunas personas, intentan eliminar todo rastro que les relacione con un trabajo que no parece estar a la altura en estos momentos.
Craso error. Al igual que los estudios, la formación y los conocimientos nos ayudan a crecer como profesionales en la parte teórica, respecto a los trabajos que hemos desempeñado a lo largo de nuestra vida laboral, potencian la inteligencia emocional.
Para un nuevo jefe, puede resultar interesante haber tenido que trabajar en puestos inferiores al actual. Para él será más fácil ponerse en el lugar de ese empleado que desempeña un puesto similar.
Todo trabajo es digno. De todo trabajo se aprende
Desde repartir pizzas, vender bocadillos, impartir clases particulares, o pasar una temporada en el paro, todo sirve para aprender. En todos los trabajos se obtiene una lección. Hasta en los peores, porque de ellos podemos extraer comportamientos que jamás tendremos con nuestros compañeros o empleados.
En el mundo empresarial se apuesta por la humildad, pero si bien en otros países se vanaglorian de sus raíces modestas, en otros, parece que maquillar el pasado con títulos o trabajos en organizaciones más o menos, reconocidas es lo ideal para no perder ese halo de respeto.
La fábula del mendigo que vivía en la Corte de un Rey para ofrecer sus sabios consejos durante el día, pero por la noche regresaba a la calle para "no perder su esencia", nos serviría para no olvidar de dónde venimos y qué hemos aprendido de las personas que nos han rodeado.
En Pymes y Autónomos|La humildad para reconocer los errores y pedir disculpas
Imagen|DzidekLasek