Todo trabajo enriquece nuestra carrera

Todo trabajo enriquece nuestra carrera
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HOY SE HABLA DE

En muchas charlas de motivación, se hace hincapié en triunfar, en apostar por esa idea que nos puede cambiar la vida. En convertir nuestro sueño en nuestra profesión.

Sin dejar de lado, que todo lo anterior debe de ir de la mano de una gran dosis de realismo: el fracaso, los obstáculos, la falta de empatía de quienes nos rodean, todo forma parte de ese plan para mejorar. Pero ¿y olvidar de dónde venimos? ¿Es importante mantener, no sólo en el currículum sino en nuestro comportamiento a nivel profesional, esa esencia?

Humildad

Sorprende ver cómo algunas personas, intentan eliminar todo rastro que les relacione con un trabajo que no parece estar a la altura en estos momentos.

Craso error. Al igual que los estudios, la formación y los conocimientos nos ayudan a crecer como profesionales en la parte teórica, respecto a los trabajos que hemos desempeñado a lo largo de nuestra vida laboral, potencian la inteligencia emocional.

Para un nuevo jefe, puede resultar interesante haber tenido que trabajar en puestos inferiores al actual. Para él será más fácil ponerse en el lugar de ese empleado que desempeña un puesto similar.

Todo trabajo es digno. De todo trabajo se aprende

Desde repartir pizzas, vender bocadillos, impartir clases particulares, o pasar una temporada en el paro, todo sirve para aprender. En todos los trabajos se obtiene una lección. Hasta en los peores, porque de ellos podemos extraer comportamientos que jamás tendremos con nuestros compañeros o empleados.

En el mundo empresarial se apuesta por la humildad, pero si bien en otros países se vanaglorian de sus raíces modestas, en otros, parece que maquillar el pasado con títulos o trabajos en organizaciones más o menos, reconocidas es lo ideal para no perder ese halo de respeto.

La fábula del mendigo que vivía en la Corte de un Rey para ofrecer sus sabios consejos durante el día, pero por la noche regresaba a la calle para "no perder su esencia", nos serviría para no olvidar de dónde venimos y qué hemos aprendido de las personas que nos han rodeado.

En Pymes y Autónomos|La humildad para reconocer los errores y pedir disculpas

Imagen|DzidekLasek

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Comentarios cerrados
    • Hola Joana:
      Siendo cierta tu tesis, discrepo ligeramente. En un momento de mi vida, llevado por circunstancias ajenas a mi voluntad pero voluntariamente tomé algunas decisiones. Una de ellas fue trabajar en algo que no era mi profesión, intentando convencerme de que todo trabajo es digno y que todo sirve como experiencia. Un trabajo meramente manual. Y efectivamente fue así. El trabajo era digno y algo aprendí, pero si lo pongo en una balanza, ha sido el mayor error laboral que he cometido. Pero de un tamaño desorbitado. En esta ocasión no te voy a dar detalles, como hago otras veces, porque es una etapa que todavía me duele, y de la que todavía estoy pagando las consecuencias.
      Una cosa es empezar de esa manera e ir prosperando, y otra es, como hice yo, dar pasos hacia atrás, pensando que luego vas a coger el tren a la carrera como en las películas de cine cómico.
      Hacia atrás, ni para coger impulso.

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