Marta estaba de incógnito en una tienda de Zara en Chelsea hasta que los compañeros han atado cabos. Tímida y trabajadora, así la han definido. Según se comenta, Marta seguirá imbuyéndose del funcionamiento del imperio que está llamado a heredar, esta vez viajando a Singapur y Japón, para volver después de un tiempo y otros viajes al Zara de Chelsea. Entonces Marta ya sabrá lo que es pasar por los distintos departamentos del negocio: desde el diseño hasta las ventas pasando por las labores financieras, la logística o la confección.
Lógicamente, su padre quiere que conozca el negocio al detalle para que sepa lo que hereda. No es mal rodaje para la rica heredera aunque hacer las “prácticas de empresa” con un “colchón” de 17.600 millones de euros (lo que vale Inditex) y en la empresa de papá no son ni parecidas a las que hizo su padre cuando se lanzó a vender batas de diseño en una furgoneta por los pueblos gallegos (o por lo menos eso es lo que cuenta la leyenda).