Se trata de una medida muy original para denunciar la situación de inestabilidad laboral y la precariedad y desde aquí aplaudimos que se divulguen este tipo de casos que atentan contra la dignidad de los trabajadores que no contra la legalidad. Ojalá fueran excepciones pero todos sabemos de situaciones que, sin ser tan extremas, nos repatean los hígados por injustas. Pero quien dijo que la vida fuera justa…
A pesar de aplaudir la medida, que ha tenido su divulgación en los medios de comunicación, tengo que ponerle un pero que me parece fundamental. Dicen los organizadores del cértamen que las identidades de los ganadores no se han desvelado "por razones obvias", las mismas que habrían impedido a muchos otros jóvenes presentarse a este concurso por temor a perder su puesto de trabajo.
Es decir, técnicamente se trata de ganadores anónimos, lo cual rápidamente lleva a preguntarse si realmente existen esos ganadores o se trata de un reconocimiento al trabajador vapuleado (como si se tratara del monumento al soldado desconocido). Ponerle nombre y apellidos a los trabajadores o a las empresas no estaría de más para que estas medidas fueran realmente efectivas para conseguir mejores condiciones laborales pero claro, cualquiera le pone el cascabel al gato.
Si acaso se juntaran todos los ratones para dar semejante paso pero siempre hay quien rompe filas. "Yo soy Espartaco", dicen los esclavos vencidos cuando se les pide que denuncien a su caudillo. Mueren todos crucificados porque no quieren vivir de rodillas pero ahora tenemos que pagar hipotecas y llegar a fin de mes....
Volviendo al tema. Debería existir algún tipo de mecanismo que permitiera denunciar este tipo de situaciones laborales sin que eso le costara el puesto a quien lo hace. Se aceptan propuestas o un buen cascabel…
Por cierto el premio para los ganadores consistió en un ejemplar del Estatuto de los Trabajadores, otro de Mundo Obrero y una estampa de San Precario.
Vía | elpais Imagen | Forges en anikautopia