Si miramos las estadísticas de demandantes de empleo podemos decir que hay alrededor de tres millones de personas que quieren trabajar pero que no encuentran acomodo en el mercado laboral. Sin embargo, las empresas se quejan de que tienen muchas vacantes que no pueden cubrir por falta de personal. Parece un contrasentido, pero la realidad se empeña en desmentirlo.
Y podríamos pensar que son los sectores tecnológicos aquellos que tienen más problemas para cubrir sus vacantes, pero no son solo estas empresas. Lo cierto es que hay problemas para cubrir puestos de trabajo en diferentes empresas del sector agrario desde hace años, en sectores turísticos o industriales. Las estadísticas indican que una de cada dos empresas tiene problemas para encontrar trabajadores y son las pymes las más afectadas por esta cuestión.
Formación de los demandantes de empleo
Podríamos pensar que los problemas están para encontrar trabajadores cualificados, donde existe una disfunción entre los perfiles de las personas que buscan trabajo y las ofertas existentes de las empresas que necesitan trabajadores.
Esto es solo una parte del problema. En un país donde los cursos de formación a desempleados llevan años gastando cantidades muy importantes de dinero, está claro que algo se está haciendo mal. Hay problemas para encontrar personal en muchos sectores, desde cocineros para el sector turístico a programadores informáticos o expertos en asesoría fiscal o laboral.
El problema es en muchos casos de base. Y también de expectativas de futuro. Hay profesiones que hace unos años podrían resultar atractivas para otras generaciones, pero que ahora ya no lo son tanto. Los camioneros es el claro ejemplo. Una fórmula que antes suponía la oportunidad de salir y conocer otros países, no estar atado a un trabajo siempre en el mismo lugar, etc. Hoy en día los más jóvenes no ven el atractivo de pasarse muchas horas al volante de un camión, y conocer otros países con el abaratamiento de los viajes y el turismo de bajo coste está a su alcance. Y el futuro de los camiones autónomos no es lo más alentador como para formarse en este sector.
Y tenemos un claro problema de movilidad agravado por el modelo de vivienda
Por otro lado, existen ofertas de trabajo en lugares donde no se cubren por falta de personal, especialmente si son estacionales. El ejemplo más claro lo tenemos en sectores turísticos y agrarios. En ambos casos la temporalidad no ayuda a fijar población.
Si a esto le sumamos un mercado de vivienda con escasa oferta de alquiler y pocas posibilidades de acceder a un alojamiento en buenas condiciones. De nada sirve ofertar un salario elevado, si la mitad se va a ir en pagar un alquiler disparado por la escasa oferta o el trasvase de un alquiler de larga estancia en turístico de corta estancia, tipo airbnb.
En el sector agrario no existiría tanto problema de alojamiento, pero se topa con el inconveniente del escaso atractivo de desplazarse para una campaña de corta duración. Es necesario fijar población, ya que de otra manera es muy complicado que la oferta sea atractiva para moverse de una ciudad al campo, para realizar un trabajo duro y exigente físicamente en la mayoría de los casos.
A esto se suma los cambios que ha provocado la pandemia, donde muchos trabajadores de sectores relacionados con el ocio o el turismo han cambiado de sector, pasando en muchos casos a la construcción, un trasvase que suele ser pendular y donde hay un sector flotante de mano de obra que pasa de una a otra en función de las circunstancias.
Por último tenemos los efectos de la reforma laboral. Está por ver si los cambios en la contratación, con la posibilidad de ofrecer contratos indefinidos, aunque sean como fijos discontinuos, ayudarán a dar más estabilidad a estos empleados o por el contrario, sumarán más dificultades a las empresas para cubrir sus vacantes al tener menos flexibilidad en la contratación.