Ya estamos acabando julio y comienza agosto, el mes por excelencia de las vacaciones.
Aunque cada vez menos, porque hay empresarios muy ávidos de negocio que saben que durante el mes de agosto sus competidores cierran, con lo cual tienen la posibilidad de hacerse con sus clientes durantes unas semanas, y quién sabe, quizá la oportunidad definitiva para arrebatárselos.
Porque las costumbres del cliente también han cambiado, pues no todo el mundo coge cuatro semanas en agosto como sucedía anteriormente, probablemente una gran parte de la clientela coge dos semanas como mucho y el resto sobrante, lo aprovechan para distribuirlas en otros periodos (Semana Santa y Navidades, por ejemplo).
Por esta razón es interesantísimo conocer qué van a hacer nuestros competidores, y cómo reacciona nuestra clientela actual y la potencial, para poder determinar si realmente sacrificar nuestro mes de vacaciones puede reportarnos algún beneficio posteriormente.
Por supuesto, debemos descartar esta opción si sabemos que nuestro volumen de negocio y el de nuestra competencia durante estas fechas disminuye más que ostensiblemente.
Me viene directamente a la cabeza el comercio de proximidad (¿quién no ha buscado por zonas cercanas a su casa, que ni siquiera sabía que existían, una panadería, un quiosco, o un estanco?), pero seguro que hay otro modelo de negocio a los que se le puede aplicar esta idea.
Ahora bien, ¿estás dispuesto a sacrificar tus tan merecidas vacaciones?
Imagen | Lazarillo en América