Dos de los post que se han publicado hoy, en este y otro blog de nuestro grupo, han puesto de manifiesto la situación actual del sisema financiero con respecto a las pymes de nuestro país. Por un lado, mi compañero Marcos, en su post en Blog SAGE, comentando el oscuro panorama en la concesión de créditos y, por otro, Remo, en este blog, hablando del excesivo endeudamiento de las pymes de nuestro país.
Ya en su día discutimos, que las cifras absolutas del sobre-endeudamiento de las empresas españolas podían resultar engañosas, debido al enorme peso que las empresas del sector constructor tenían en esos números. Sin embargo, lo que yo quiero manifestar es el contraste entre las cifras de endeudamiento financiero de las pymes en nuestro pais, con respecto a otros paises de la UE, en contraposición al bajísimo índice de inversión privada que captan nuestras empresas, también en comparación con otros países de nuestro entorno.
Respecto a las dificultades para obtener financiación, si no nos hemos acostumbrado a ellas, deberíamos ir haciéndolo. El problema principal, que afecta a la economía española, es que el total de las deudas de las pymes y los particulares supera los 2 billones de euros, esto es más del doble del PIB. Esto lleva acarreado que la banca de nuestro país tiene un apalancamiento brutal, teniendo en cuenta la diferencia entre la captación de fondos y la concesión de préstamos.
Por tanto, uno de los principales objetivos de las instituciones financieras es reducir ese apalancamiento, para ello deben frenar y endurecer los criterios para la concesión de más préstamos. Por tanto, olvidémonos de la facilidad para obtener préstamos y tarjetas de crédito de 4 ó 5 años atrás, esos tiempos tardarán mucho tiempo en volver.
Por otro lado, las condiciones, para los que puedan aportar garantías y consigan esas excasas financiaciones, van a ser muy poco atractivas. En un momento como el actual, donde el tipo de interés oficial está en su punto más alto, las nuevas financiaciones se están firmando con unos diferenciales muy por encima de los habituales hasta ahora, nos podemos imaginar lo que pasará en el momento en que los intereses empiecen a subir.
Por tanto, la opción de las pymes ha de ser cambiar la financiación por la inversión. Ayer nos hicimos eco de las ventajas fiscales que el Gobierno de Navarra va a poner en marcha para fomentar la inversión privada en las pymes. Ese ha de ser el nuevo sentido, las pymes han de captar inversores y dejar de buscar la financiación bancaria, de esta manera se equilibrará el balance inversión-financiación.
Por supuesto, es mucho más difícil encontrar inversores que ayudas financieras. Por un lado porque, como ya indicamos, la tradición inversora en España es más bien excasa y, por otro, porque, aportando garantías, los requisitos para conseguir capital a través de los banco, son más bien pocos. A los bancos les preocupa bien poco cómo vas a utilizar el dinero si tienen garantías de que lo van a recuperar.
Por contra, los inversores son mucho más exigentes. Su riesgo es mayor, por lo que sus criterios para decidir en qué empresas confiar han de ser mucho más duros. Ellos quieren saber por qué se necesita ese capital, para qué se va a utilizar y que rendimientos van a obtener por asumir ese riesgo. El poblema principal es que además de que pueda haber pocos inversores, las pymes tampoco están preparadas para enfrentarse a estos criterios. Esos son los dos frentes en los que hay que trabajar, captar y canalizar la inversión y que las pymes sepan enfrentarse a esas nuevas condiciones.
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