Todos conocemos casos de personas que aportan valor a las empresas, de empleados dinámicos o analíticos, de empleados que son el corazón y la cabeza de la empresa, pero también conocemos otro tipo de empleados que son objeto de análisis incluso en libros, por su baja productividad, su oposición a los cambios, sus ataques a todo lo que deje entrever un ápice de creatividad y su capacidad para aferrarse a su puesto y hacer emigrar de la empresa a todo aquel que pueda hacerle algo de sombra o que pueda suponer una amenaza para la pasividad establecida.
Estos sujetos pasivos necesitan habitar en organizaciones donde el ecosistema permita su supervivencia, siendo imposible en otro tipo de empresas donde sus habilidades son incompatibles con la filosofía y cultura organizativa.
Activos y Pasivos en Balance
En un balance de una empresas podemos encontrar:
Activos, que se definen como bienes, derechos y otros recursos controlados económicamente por la empresa, resultantes de sucesos pasados, de los que se espera que la empresa obtenga beneficios o rendimientos económicos en el futuro.
Pasivos, definidos como obligaciones actuales surgidas como consecuencia de sucesos pasados, para cuya extinción la empresa espera desprenderse de recursos que puedan producir beneficios o rendimientos económicos en el futuro.
Si en lugar de pensar en el balance de situación, pensamos en la situación de los recursos humanos de la empresa identificaremos a los recursos más productivos con los que la empresa puede obtener beneficios o rendimientos económicos y por otro lado aquellos que son obligaciones actuales surgidas como consecuencia de sucesos pasados, para cuya extinción la empresa tendrá que desprenderse de recursos. Y al igual que los pasivos del balance, estos sujetos pasivos también podrían ser objeto de provisión.
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