El Capex, que se traduce como Capital Expenditure, es el gasto que una empresa realiza en bienes de equipo y que genera beneficios para una compañía, bien sea a través de la adquisición de nuevos activos fijos, o bien a través de un aumento en el valor a los activos fijos ya existentes.
Dicho de un modo, el CAPEX constituye la caja que una empresa dedica a mantener su inmovilizado en condiciones de producción y funcionamiento estables, que a su vez sirva para mantener funcionando un negocio particular. Por ejemplo, la compra de nuevos ordenadores, de nuevas plantas o de nuevos camiones de reparto constituyen ejemplos claros de CAPEX.
En términos de contabilidad, los gastos necesarios para acometer todas estas inversiones se capitalizan si contribuyen a incrementar el valor útil del activo en cuestión, y la empresa debe distribuir este gasto capitalizado entre toda su vida útil (es decir, debe amortizarse). Si, por el contrario, el gasto solo sirve para mantener al activo en sus condiciones actuales, el gasto no se capitaliza y, por tanto, se considera como gasto deducible.
¿Por qué es importante el CAPEX?
El CAPEX es un indicador importante del ciclo de vida en el que la empresa se encuentra en un momento determinado.
Normalmente, cuando la empresa está comenzando, el CAPEX será alto, ya que todo negocio necesita bienes de equipo que contribuyan al correcto desarrollo de la actividad profesional. Cuando la empresa crece de manera rápida, el CAPEX será superior a las depreciaciones del activo fijo, lo que indica que el valor de los bienes de equipo está aumentando rápidamente.
Por el contrario, cuando el CAPEX es similar a las depreciaciones o, incluso, inferior, es un claro signo de que la empresa se está descapitalizando, y puede ser un síntoma de un claro declive de la compañía.
Los problemas del CAPEX
No obstante, el CAPEX no tiene en cuenta períodos de capitalización/descapitalización transitorios. Si una empresa está invirtiendo agresivamente en un año concreto (por ejemplo, porque quiera renovar todo su equipo), puede dar la falsa sensación de tener un CAPEX elevado cuando, en realidad, no se encuentra en la fase inicial ni de crecimiento rápido.
Además, existen determinadas industrias intensivas en capital, como las petrolíferas, las de telecomunicaciones o los servicios públicos que utilizarán un CAPEX bastante más elevados que empresas menos productivas. Sin embargo, las empresas de servicios, que no son tan intensivas de capital, tendrán un CAPEX más bajo, lo cual no quiere decir que no estén creciendo.
Por tanto, el CAPEX es un indicador interesante pero que ha de tomarse con cautela, ya que si no se analiza conjuntamente con otros indicadores, puede hacernos creer que una empresa está en un momento del ciclo diferente al que realmente se encuentra.
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