El Parlamento Europeo ha aprobado dos nuevas directivas encaminadas a una gestión más eficaz de las reclamaciones de los consumidores. La primera se refiere a las reclamaciones genéricas y la segunda a las compras on-line, en ambos casos se pretende evitar que los consumidores deban hacer frente a largos y costosos trámites judiciales, especialmente en las compras transfronterizas o a través de Internet.
Los consumidores podrán recurrir a un mediador para todo tipo de bienes o servicios, ya sean adquiridos en una tienda física o digital, en su país o en cualquier otro de la Unión Europea. Este servicio de mediación será gratuito o, en el peor de los casos, se establecerá una tarifa nominal que no sea especialmente gravosa. En la mayoría de los casos se resolverán en los noventa días siguientes a la presentación de la reclamación.
En cuanto a las reclamaciones por bienes o servicios adquiridos a través de Internet, se creará una plataforma digital en la que los consumidores podrán encontrar formularios de reclamación y recomendaciones para orientarles durante el proceso. Esta página web estará disponible en todos los idiomas de la Unión Europea.
Las dos nuevas directivas aprobadas ayer entrarán en vigor veinte días después de su publicación en el Boletín Oficial de la Unión Europea. Los Estados miembros tendrán dos años para transponer estas directivas. La plataforma digital prevista estará disponible poco después.
Esta decisión es importante para el desarrollo del comercio electrónico, ya que muchos usuarios no confían en el marco legislativo actual y no creen que comprar a través de internet sea seguro. Dotar de mayor seguridad jurídica al e-commerce aumentaría el grado de penetración de este sistema.
El problema es la lentitud de los procesos que se deciden en la UE. Hablamos de que los países miembros disponen de dos años para legislar en su territorio las directivas europeas, aunque haya países que lo hagan con mayor rapidez el plazo es excesivo y eso le resta eficacia.
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