Hablando con un amigo recientemente en un evento de networking le pregunté qué le llevó a pagar la tarifa de adhesión a una organización empresarial en la que hace poco se incorporó...¿referencias?, ¿conexiones?, ¿añadir nuevas tarjetas de visita a la colección?, la respuesta fue demoledora: "mejorar mi vida social, tengo mi propio negocio, y no puedo hablar de mis problemas de trabajo con mis amigos". La vida del emprendedor o del autónomo puede ser bastante solitaria.
Al oír su historia me recordó como en ocasiones el ser incomprendido por el entorno puede hacer que te replantees si vas por el camino correcto, la necesidad de compañía y apoyo, es muy necesaria y más si estamos en el estadio inicial de nuestro negocio. Nos podemos beneficiar de estar rodeado de gente con conocimiento y experiencia, con quienes compartir ideas y situaciones.
Evitar el aislamiento
Si además desarrollamos nuestra actividad en un despacho o en un escritorio aislado la necesidad de compartir se vuelve una tarea primordial, somos seres sociales y compartir una conversación sobre nuestras inquietudes empresariales puede hacer más por nuestro negocio que un consultor de management.
Ahora bien, la dificultad estriba en encontrar las personas adecuadas con las que compartir sus planes y retos. Trabajando aislados podemos quedar atrapados en nuestros propios problemas y desafíos a tal punto que nos impide ver más allá de ellos, al compartir estas visiones con un grupo nos podemos dar cuenta de que varias personas están pasando por algo similar y nos ayuda a conseguir un nuevo enfoque y una perspectiva más certera de la situación.
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En Pymes y Autónomos | Las asociaciones empresariales y su utilidad práctica