Algunas personas entienden que escuchar es permanencer en silencio, asintiendo con la cabeza y estableciendo contacto visual.
Para otros, un poco más exigentes, además, intervienen parafraseando a su interlocutor, pero estas cosas son solo parte de lo que hace que alguien se sienta escuchado.
Quienes practican con asiduidad la escucha activa, profundizan tratando de entender la sustancia de lo que la otra persona está diciendo.
Hacer esto requiere hacer preguntas para mejorar la comprensión y exigir a la otra persona a articular mejor su posición, examinando cualquier suposición que están haciendo, y ver los problemas bajo un nuevo prisma.
Además, hay que empatizar con nuestro interlocutor y validar cualquier emoción que el hablante está transmitiendo. Una vez que se haasegurado de que la persona se siente apoyada, se puede ofrecer algunos pensamientos e ideas sobre el tema que podrían ser útiles para la otra persona.
Evidentemente, el límite está en controlar que la discrepancia no acabe resultando un cisma que desemboque en una discusión.
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