¿A quién no le ha sucedido que ha ido a comprar un producto o contratar un servicio y se ha encontrado con varias gamas del mismo producto o servicio y le ha costado decidirse?, ¿y cuántos de estos no se han decantado por el de prestaciones más básicas por el precio? Pues si el producto o servicio que ofrecemos se presta a crear distintas gamas del mismo, aprovechémonos de eso.
Móviles inteligentes que tienen una memoria interna muy limitada y no ampliable, servicios en la nube que de forma gratuita te ofrecen cierta capacidad o servicios y que previo pago de niveles superiores te va permitiendo obtener nuestras prestaciones o funciones. En definitiva distintas gamas de un mismo producto o servicio, pero con funciones y prestaciones ampliadas.
En algunas ocasiones las empresas crean o fabrican estas gamas para llegar a distintos tipos de clientes, es decir, para que aquel que no puede acceder, no quiere pagar o no precisa el servicio de máximas prestaciones también tenga acceso a una versión, a una gama más baja del producto o servicio en cuestión, pero también existen otros motivos.
Motivos que podemos plantearnos si vamos a lanzar un producto o servicio al mercado, motivos distintos, pero siendo uno de ellos el más destacado: el motivo anzuelo, es decir, el ofrecer al cliente un producto o servicio para que lo pruebe, para que se “enganche” a él, o para que le quede pequeño. Para que sus funciones le resulten limitadas y eso le invite, entonces sí, a que se pase a nuestros modelos, gamas y versiones superiores de nuestros productos y servicios.
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