Hasta para escribir unas líneas, cuesta llamarlo X. Si formas parte de este planeta, ya sabrás que Elon Musk, después de pasar unos meses al frente de Twitter, decidió llamarlo X.
Como empresa, posiblemente hayas estado tentado alguna vez de cambiar el nombre a tu negocio, pero es un proceso más complejo de lo que parece: iniciar un proceso para generar una nueva marca, su diseño, la inversión en aplicarla y en promocionarla; no es sencillo.
Resultado a día de hoy de llamarse X y no Twitter
A día de hoy no pensamos sino en el efecto como consumidores de la aplicación en sí, pero escoger un nombre como X para una app tiene sus consecuencias.
Según este análisis realizado por Appfigures, las descargas de X han caído a la mitad de las que tenía Twitter. En este caso, lo único que hay detrás de estos descenso, es que por culpa de llamarse X, de momento, no tiene el mismo reconocimiento de marca de Twitter. Al usuario le cuesta más encontrarlo.
Esta sangría de descargas, viene acompañada, a que la valoración económica actual de X, es un tercio menor de lo que valía en el momento de su adquisición.
Motivos del rebranding de Twitter
Se puede pensar que para hacer semejante cambio en la marca de una empresa debe haber una serie de motivos consistentes pero de momento, no sabemos a dónde quiere llegar. Aunque él lo sabe.
Un perfil como el de Elon Musk, admirado y denostado a partes iguales, es capaz de todo, hasta de pagar 44.000 millones de dólares por Twitter y tomar decisiones con poco sentido empresarial, pero me extraña.
Yendo directamente a los motivos del nuevo nombre, de momento no está nada claro. Por un lado, están los motivos personales; no olvidemos que varias de sus empresas tienen la X como protagonista, como SpaceX y que hasta uno de sus hijos, nacido en 2020, se llama “X Ae A-Xii”.
Por otro lado, los motivos lógicos, que quiere transformar lo que era Twitter en una nueva aplicación; en otra cosa distinta. Todo ello a base de irle sumando funcionalidades, todas dentro de una macro app y debiendo desaparecer el rastro de la marca Twitter, que limitaba los planes de futuro.
La gente normal no vemos aún a dónde quiere llegar, pero viniendo de uno de los pioneros de la inteligencia artificial, impulsor de los vehículos eléctricos o pionero en vuelos espaciales, no seré yo quien le discuta. A saber que tiene en la cabeza para este nuevo reto.
Siempre se aprenden cosas de un cambio de nombre como este
Un cambio tan radical como este deja pistas y reflexiones tanto de los procesos de naming como de la forma correcta de llevar un rebranding.
Como pequeña empresa, está claro que no puedes probar, si vas hacer una cambio del nombre de tu marca, debes tener muy claro a donde quieres llegar. En este caso, el nombre, según los planes de Elon Musk, limita el potencial crecimiento de la aplicación.
Debes hacer el proceso de naming, de forma metódica. No te dejes llevar por tus gustos o subjetividad. Como hemos visto X es un término ambigüo, con mucha connotación previa: es una letra del abecedario. Es complicado, que sólo alguien como Musk puede hacerlo funcionar.
Por último, quizá la reflexión más clara, que ante nuevas necesidades de tu propia empresa, su previsible evolución futura, ofrecer nuevos productos y servicios o dirigirse a otros segmentos de clientes, un cambio de estilo como éste, si que tiene sentido y todas estas adversidades ya las tenía previstas Musk.