Un selfie o autofoto, se ha convertido en una manera de promoción a nivel individual, como herramienta de marketing espontánea. Si algo nos llama la atención lo capturamos con nuestra cámara o móvil.
Esta acción tan habitual, les ha venido muy bien a unos quince establecimientos, que gracias a la ayuda de estudiantes de Arquitectura, han conseguido convertir un eje comercial 'oculto' en vistosos decorados que captan la atención de los viandantes.
Si las grandes superficies o franquicias son reconocidas por sus colores corporativos, el diseño de sus interiores, los pequeños comercios en Alicante, por segundo año, cuentan con este aliciente: dinamizar la actividad comercial. ¿Cómo? Llamando la atención del cliente, con escaparates insólitos.
Imaginemos un mercado de abastos y el uso de cuatro colores: el ocre para los establecimientos de estética, el azul para los de decoración, el amarillo los de alimentación y el verde para las droguerías y farmacias. Este gesto lo han utilizado los estudiantes para identificar los diferentes comercios de este barrio.
Los colores nos condicionan al comprar puesto que comunican y tienen un valor de signo. De hecho, son muchas las campañas publicitarias que emplean los colores para diferenciarse de la competencia. "Piensa en verde", "La cuenta naranja"...
Es pronto para saber si estos cambios en los escaparates y fachadas de los locales surtirán efectos en cuanto a ventas, pero por lo pronto, sí se percibe un mayor número de visitas, y como comentábamos al inicio, un incremento de personas haciéndose fotografías delante de negocios por los que hace unas semanas no sentían el más mínimo interés. ¿Un selfie, una compra?
En Pymes y Autónomos|Implementar estrategias de marketing de las grandes superficies en el pequeño comercio,Se vende arquitectura en este comercio
Imagen|Fernando Reyes Palacio