El parón de la actividad económica supone para muchas compañías una acumulación de mercancía en sus almacenes que no se ha convertido en efectivo. No solo se trata de recuperar facturación, sino que en muchos casos se va a realizar con un descuento muy agresivo. Y esta lucha por la liquidez en las empresas perjudica también al pequeño comercio.
Vamos a ver como en los próximos meses las rebajas y descuentos están a la orden del día, sino las liquidaciones porque muchas empresas van a necesitar hacer caja para hacer frente a sus pagos. Startups, empresas que venden a través de Internet y que no van a cumplir con sus objetivos, etc. Y esto mata el margen del pequeño comercio que ya ha visto como en momentos de crisis casi lo único importante es el precio.
Esto implica que a los problemas derivados del cierre, muchos se van a enfrentar con otro tras el regreso a la normalidad. La recesión que está llamando a la puerta implica menos clientes, menos margen, más ajuste en los precios. La realidad es que no pinta bien y muchas ya piensan en reducir gastos fijos para hacer frente a este momento.
Y aquí los gastos de personal está claro que son una de las partidas donde es más rápido reducir costes. Se puede despedir por causas objetivas o no, la realidad es que muchos comercios no contratarán, otros no renovarán a temporales y en el peor despedirán de forma improcedente con un mayor coste.
Otra opción sería una renegociación de los alquileres, una medida bastante complicada de llevar a cabo. La otra opción es optimizar procesos, ser más competitivos, mejorar la productividad, pero esto es hoy por hoy algo muy difícil y que va más a largo plazo que durante el año en curso.
Lo peor de todo es que para el pequeño comercio puede ser el último clavo en el ataúd que lleva años fraguándose, entre libertad de horarios y rebajas, el cambio de tendencia en el consumo hacia Internet o la competencia de franquicias y grandes cadenas.
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