La crisis económica que tuvo su momento álgido en 2008 y de la que no hemos salido todavía, tuvo repercusiones en los gastos de la empresa, y obviamente, los regalos en Navidad fueron los primeros en suprimirse.
La noticia está en que las cestas tan propias de estas fechas regresan al mundo laboral después de que muchas compañías se viesen obligadas a retirarlas. De hecho, desde el sector se apunta a unas previsiones de incremento de ventas de entre un 20% y un 30%.
Aunque sea un pequeño detalle: un estuche con dos copas y una botella de cava, lo cierto es que a un trabajador le agradan estos gestos. De las comidas en estas fechas, ya hablaremos.
Una cesta de Navidad era un gasto fijo y debido a la precariedad, resultaba obvio que éste desapareciera. Pero si el cliente es la pieza clave en una organización, el cliente interno (el trabajador) todavía lo es más, y premiar su esfuerzo además de con un sueldo digno, también es de agradecer que se haga en forma de regalo.
Según las empresas del sector, son muchos los lotes o cestas encargados, que no contienen muchos productos pero sí pocos y de calidad.
Siendo realistas, la crisis no se ha marchado, pero siempre es positivo que costumbres tan típicas como ésta vuelvan. En las Navidades de 2014, se hacía hincapié en la desaparición de estos regalos.
En algunas empresas la alternativa que encontraron fue en forma de aguinaldo o de cheque de compra. Pero los trabajadores seguían echando en falta volver a casa con un lote o cesta con productos propios de estas fiestas que se aproximan.
Los detalles navideños por parte de las empresas son una herramienta para hacer al empleado partícipe de los objetivos, reconocer su trabajo y motivarle. Al fin y al cabo, se trata de premiar a unos y que las empresas encargadas de elaborar estos lotes también noten una mejoría en sus cuentas.
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Imagen|Boca Dorada