Si una busca en google los términos 'cena, empresa, navidad' aparecen los típicos artículos donde aconsejan cómo comportarse, cómo inventar una excusa para no ir y cuestiones similares. Este año hay una novedad, o al menos, para mí lo es: "Cómo vestir para tu cena o comida de navidad"
Si pensamos en el panorama actual donde la noticia es que ese evento se produzca, lo de la vestimenta se escapa a la mente más o menos bien amueblada. ¿Una ducha y no ir como si fueras a hacer deporte? Al fin y al cabo no deja de ser un momento distendido con tus compañeros ¿no?
Dime en qué empresas trabajas y te diré cómo has de ir vestido
Dejando la broma a un lado, obviamente no hay que descuidar el atuendo si somos nuevos, si trabajamos para una empresa elitista o donde se le da mucha importancia a la imagen. Lo extraño es vestir con traje de noche y de gala, como si fueras a una fiesta, si en tu empresa vas a estar con diez personas a las que ves a diario y con tu jefe que es un tipo campechano.
Las cenas o comidas de navidad, son conceptos que si bien siguen en el imaginario colectivo (de los que no tenemos ningún evento al que acudir) y en la realidad porque siempre es noticia que determinadas noches o días no haya restaurante que queden libres porque están ocupados por ese ritual que se odia y quiere, a partes iguales.
Cuando puedes vestir como desees en la comida de Navidad
Hay una figura en la empresa que pasa desapercibida, la del colaborador. En mi caso, tengo que decir que en los lugares donde trabajaba como los que estaban en plantilla, siempre han contado conmigo para comer, cenar o lo que se terciara, y el gesto es de agradecer.
Pero todo el que se dedique al noble arte de colaborar que también acaba en 'ar' como trabajar, no me negará que un contrato y también poder asistir al evento del año es lo ideal.
En todo caso, este tipo de rituales siguen en pie año tras año, excepto el de la cesta que parece que está destinada a desaparecer.
De gala, casual, o bien perfumado, en el fondo lo ideal es que se acuerden de ti y que no tengas que ver las fotos de tus compañeros y hasta al becario brindando a Facebook, mientras que tú, atónito, probablemente en chándal y como colaborador, no te crees eso de que eres uno más de la empresa.
Imagen|Pixabay