Cuando uno empieza su andadura profesional como autónomo empieza a entender muchas de las cosas que aparecen en los anuncios que tratan de captar a este colectivo como clientes. Se trata de una especie de mito del autónomo como alguien especial, como un superhéroe que siempre está al pie de cañón atento a las necesidades de sus clientes. Pero lo cierto es que el autónomo no debe creerse su propio mito.
Porque no olvidemos que parte de este mito está creado para venderle al autónomo la necesidad de estar siempre conectado a su negocio. Acceder desde cualquier lugar y dispositivo a los datos de su empresa, resolver los problemas de los clientes a cualquier hora, etc. El autónomo no es un superheroe, simplemente es un profesional que tiene que hacerlo todo, o casi todo, solo.
No hay anuncios que hablen de la necesidad del autónomo de descansar, de no tener que estar trabajando 14 horas al día para llevar un sueldo de mileurista a final de mes, de no poder poner enfermo ya que si no no genera ingresos, de no tener vacaciones por el mismo motivo o de tener que gestionar el impago de los clientes que recae sobre sus propias finanzas.
No es fácil ser autónomo. Aquí podemos distinguir entre los autónomos por vocación y aquellos que lo son por obligación. En el primer caso hablamos de alguien que ha tomado la decisión de forma consciente, valorando pros y contras y que decide poner su esfuerzo en trabajar para si mismo a pesar de los aspectos negativos. En el segundo caso, suele ser impuesto para contratarnos en algunos empleos.
El problema en todo caso es que no podemos olvidarnos del lado oscuro de ser autónomo. Hoy por hoy elegir este camino supone una merma de derechos sobre un trabajador por cuenta ajena, ya que hay una serie de derechos como los comentados anteriormente, bajas por enfermedad, vacaciones, derecho al paro o a la jubilación que no serán iguales en ambos casos.
Quizás sea una forma de sobrevivir, de sobrellevar mejor la rutina, la lucha del día a día para salir adelante, pensando que somos especiales, unos superhéroes anónimos que hacen lo imposible para llevar un sueldo digno a sus casas. Quizás es el único consuelo que queda mientras nosotros estamos trabajando y el resto del mundo disfruta de sus vacaciones.
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