Ayer en esta misma tribuna a través de un artículo que publiqué lance un duro ataque a la poca mentalidad empresarial que por lo general tenemos en este país y lo focalice en una crítica hacia un tipo de funcionariado poco productivo y competitivo, dicho artículo como ya era de prever despertó varios comentarios pero para mi sorpresa en lugar de en ellos manifestarse (como esperaba) una voluntad general de linchamiento hacia mí por lo expuesto en ese artículo me encontré con una división de opiniones y algunos interesantes apoyos, ello me ha dado pie a profundizar sobre el tema y adentrarme en lo maltratados que muchas veces estamos los empresarios o los profesionales independientes por la “sociedad trabajadora”.
Y es que aquí parece que solo tengan derecho a quejarse y manifestarse los trabajadores asalariados de nuestro país que se consideran y creen victimas del empresario, del sistema capitalista y del gobierno de turno, y sin quitarles que en ocasiones tengan motivos objetivos para quejarse en muchas otras para mí estas quejas forman parte de lo que muchas veces digo, de la pataleta y el llanto para que “papa estado” les cubra y el empresario les mantenga.
Y si bien como he dicho en algunas ocasiones las reivindicaciones del trabajador pueden ser justas, ¿acaso los que trabajamos por nuestra propia cuenta bien sea como autónomos o empresarios no tenemos problemas y quebraderos de cabeza?, seguro que la respuesta es afirmativa, pero aquí lo que difiere entre el trabajador asalariado y los demás es la forma de reaccionar a ello, pues mientras el asalariado tiende a protestar y protestar reclamando “sus derechos”, el segundo agarra el toro por los cuernos y tira adelante, lucha por superarse y ser mejor cada día, por crecer, por desarrollarse, arriesgando su economía y en muchas ocasiones su salud, su familia y su propio bienestar, todo para que luego el primero, el que ha estado protestando pueda beneficiarse sin ningún riesgo de todo el esfuerzo y el riesgo que el segundo ha asumido.
Pero lo más perverso aun de lo anteriormente dicho es lo siguiente: Si las cosas van bien el trabajador asalariado tendera a ver al empresario o bien a los que tienen profesiones liberales con éxito como aquellos “explotadores” ,“capitalistas” o los criticaran por tener una posición acomodada, ¿es que acaso no es lógico que si el empresario ha asumido todo el esfuerzo y el riesgo también se lleve sus beneficios?, ahora si las cosas van mal entonces el trabajador no va a tardar en invocar a sus “sagrados derechos” que el empresario como ser diabólico que es tendrá que satisfacerle aunque él se esté muriendo de hambre.
Todo lo anteriormente dicho parte para mí de otra perversión, es decir la de por sistema tratar al empresario como al ogro y al trabajador como al bueno de la película, ¡no hay buenos, ni malos!, hay trabajadores buenos y trabajadores malos, así como hay empresarios buenos y otros que no lo son, la clave estaría en asumir cada uno su rol, el trabajador presta unos servicios a cambio de un salario y punto y el empresario asume unos riesgos y un esfuerzo a cambio de que luego los beneficios sean mayores y es que en caso contrario, ¿para qué hacerse empresario o autónomo?, ¿para qué hacerse empresario o autónomo si no es para intentar ganarse mejor la vida o como mínimo intentar tener mayor calidad de vida?, si el asalariado quiere eso, ¡que corra el con los esfuerzos y el riesgo!
Y que no me vengan con que el empresario vive y se nutre del trabajador, que “sin el trabajador no harían nada”, es una cuestión de roles, es una cuestión de papeles, el empresario no haría nada sin el trabajador igual que el trabajador no haría nada sin el empresario, o es que si la empresa cierra el trabajador va a vivir del aire, ¿de que trabajaría sin el empresario?, bueno si viviría un tiempo del estado (y así hasta encontrar a otro empresario y vuelta a empezar).
En Pymes y autónomos | El sueño de un empresario
Imagen | whitneynmatt