La mayoría de nosotros mostramos una manifiesta tendencia de adversión al riesgo, sobre todo, porque tendemos a no salirnos de nuestra zona de confort.
Sin embargo, en el entorno profesional y empresarial, mantenernos en nuestra zona de confort y no asumir riesgos, a menudo implica mucha más incertidumbre de lo que podemos llegar a sospechar.
Esto se debe porque nos generamos una ilusión de lo que significa seguridad y que, por lo general, lo asociamos a estabilidad.
Sin embargo, la realidad muestra que nada persiste en el tiempo ya que todo, inevitablemente, cambia, las cirsuntancias, el contexto, etc.
Por eso, comportarse como si nuestro status quo fuese a permanecer estable a perpetuidad no tiene sentido, por eso es mejor siempre explorar las alternativas que se nos presentan y aprender a utilizar las tácticas que nos sirvan para poder mejorar la evaluación de riesgos.
Antes de tomar una decisión de cambio, es necesario realizar una investigación sobre todas las posibles vías de acción que podemos tener, solicitar opinión a personas de nuestra confianza y credibilidad para poder opinar y, por supuesto, tener muy presente el riesgo inherente a no hacer nada.
En ocasiones, nuestra situación actual es en realidad más arriesgada que dar un salto hacia lo desconocido.
Imagen | geralt En Pymes y Autónomos | No estamos preparados para gestionar el riesgo