Mantenerse abiertos por encima de todo y de todos

Cuando toda esta crisis estalló en muchos negocios se apostó por intentar ayudar, a otros negocios, a la competencia, a socios y colaboradores. Pero parece que como todo en este año y medio, esta solidaridad ha quedado atrás y en muchos casos nos movemos en un sálvese quien pueda. Y muchos apuestan por mantenerse abiertos por encima de todo y de todos.

Aunque esto signifique regatear, intentar recibir el máximo servicio o los mejores productos, a un precio mucho más bajo. Y en algunos casos ni siquiera se paga a tiempo. En los peores, ni siquiera se llega a pagar. Pero se exige y se aprieta como si fueran el mejor de los clientes para otras empresas que les prestan servicios o les venden productos.

Y todo tiene un límite. Porque una cosa es que muchos negocios que prestan servicio, dan soluciones y venden a otras empresas sean comprensivos con la situación, traten de ayudar y de, en la medida de lo posible, hacer que estos clientes se mantengan en pie. Es la mejor fórmula para recuperarse ellos mismos a medio plazo.

Otra cuestión diferente es que por la gestión de otros, ellos se vean arrastrados y tengan más problemas de los que ya sufren por las caídas en su facturación. La caída de un negocio no puede tener un efecto dominó sobre otros con los que arrastra deudas. Siempre va a afectar en menor o mayor medida, pero hay que poner algún cortafuegos para evitar que los incendios se propaguen.

Veremos cuando acabe el fin de la moratoria de la obligación de presentar concursos a final de año que es lo que ocurre. Eso si no se prorroga, que tal y como están las cosas y los bandazos que vamos dando la verdad es que no me extrañaría en absoluto. Me parecería un error. Y un problema porque la bola de nieve de la insolvencia sería cada vez mayor y arrastraría a más negocios implicados.

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