¿Por qué triunfan algunas ideas y otras, que a priori son buenas, no? ¿Por qué el dueño de esa empresa recibe buenas palabras por su trabajo, pero cree que sólo le adulan? Por la falta de confianza y una baja autoestima. Cuando echamos un vistazo a la Historia nos encontramos con pintores, inventores que en su día no confiaron en su proyecto.
No triunfan los mejores, al menos no siempre, pero sí destacan quienes además de creer en su producto o servicio, no piensan que ellos no son merecedores de lograr el éxito o el reconocimiento.
Cuando el malo de la película eres tú
Constantemente leemos casos de éxito entre un par de amigos que decidieron montar una empresa. Sabían que el camino no iba a ser fácil, pero contaban con algo fundamental (además del dinero), la absoluta creencia de que lo lograrían.
Esto no tiene nada que ver con leyes de atracción y demás, en realidad es algo racional. Si sales a la calle con una actitud negativa, ya puedes tropezar con personas agradables porque ni las verás. Levantar una empresa de la nada es un reto, y asusta. Pero, al menos habrá que enfrentarse a ello de la manera más positiva.
Igual eres tan bueno como no crees
Las cifras hablan, cada vez se emprende menos porque la administración no lo pone fácil. Pero lo penoso es observar cómo alguien válido da el primer paso, pero cuando llega el momento de dar el salto, lo que le frena no son los impuestos (que también) sino ese pálpito de que es merecedor de nada.
Se dan charlas para motivar y vender más. Se dan conferencias para poner como ejemplo a ejecutivos que han triunfado, pero nadie se ocupa de la importancia que tiene el recordar a algunas personas que son válidas.
En estos momentos, una persona está ofreciendo una charla hablando sobre lugares comunes y recibiendo aplausos. En estos momentos hay alguien en su casa, con una buena idea pero con miedo a fracasar antes de intentarlo.
Imagen|Seaq68