A lo largo de los años y con la tendencia actual del mercado laboral uno ha probado ya casi de todo. Pero pocas veces puedes decir que eres feliz en un trabajo. Yo creo que es una cuestión de momento y oportunidad, es decir, hay fases en tu trabajo en las que puedes ser feliz, pero a la larga entras en una fase de desencanto.
Esto no es necesariamente negativo, sino que es parte de tu evolución y madurez en la empresa. Cuano estás en la fase de aprendizaje, sólo vemos los aspectos positivos, comparamos con nuestro anterior puesto de trabajo o si venimos del desempleo tenemos la ilusión de un nuevo trabajo tras un tiempo de inactividad.
En la fase de madurez, cuando ya alcanzamos el 100% de nuestra productividad es el momento en el cual ya estamos asentados en la empresa. Es aquí cuando ya empezamos a ver determinados aspectos negativos, al principio los relativizamos un poco, pero en ocasiones empiezan a pesar más que los positivos.
Este es el momento donde tenemos que aplicar la inteligencia emocional en nuestro puesto de trabajo, ver lo que podemos resolver y otras cuestiones que no están en nuestra mano solucionarlas. En todo caso tenemos que evitar que estas cuestiona que no dependen de nosotros, acaben afectándonos y nos llevemos los problemas en la mochila a casa.
Este aspecto es fundamental, poder y saber desconectar del trabajo, ya que de otro modo acabamos quemados en muy poco tiempo. Y esto nos llevaría a ver sólo los aspectos negativos del puesto, a no estar contentos, genera frustración y en definitiva, nos hace infelices en nuestro trabajo, donde muchos empleados acaban por sentirse atrapados.
Ningún trabajo es perfecto, tenemos que asumir que todos tienen sus aspectos positivos y otros no tanto. En todo caso, si sabemos asumir nuestra parte de responsabilidad, comprometernos a hacer nuestro trabajo lo mejor que podemos o sabemos... ya estamos sumando para que todo salga lo mejor posible.
En Pymes y Autónomos | La felicidad, ¿una excentricidad en el trabajo?
Imagen | RyanMcGuire