Comprar en tiendas locales estas navidades de 2020, va por barrios

Desde muchos consistorios y asociaciones se nos invita a comprar en las tiendas locales. Que durante estas extrañas navidades, hagamos nuestras compras en ese pequeño comercio de barrio que lleva toda la vida ahí. Las calles, ya hemos visto, se han llenado de luces, árboles gigantes y demás decoraciones para incitar al consumo.

Pero las tiendas de proximidad, debido a su ubicación no siempre han tenido éxito y han abandonado el barco. En mi caso, vivo en un barrio que en menos de diez años ha visto desaparecer todas sus tiendas. Apenas queda esa identidad con la que crecimos y que iba de la mano de comprar el pan y otros productos sin salir de tu barrio.

La periferia de las ciudades también existe, pequeño comercio

Cuando vives en una ciudad enfocada al turismo y que cuida la imagen del centro, dejando a un lado el resto, es fácil que haya zonas más deterioradas que otras. Este hecho lleva a los pequeños comerciantes a abandonar el lugar y echar la persiana. A su vez, esos locales son alquilados para otros menesteres que no son de primera necesidad, lo que es igual a un barrio sin identidad y sin vida.

Ni todas las luces, ni las estrellas harían que los vecinos compraran. Por lo tanto, sí a cuidar al pequeño comercio, pero también a sus clientes. Si las ciudades pierden su alma porque los comercios desaparecen, muchas ciudades de España carecen de ella. Para que las tiendas de proximidad continúen abiertas hay que cuidar al cliente y viceversa.

Cuando en el barrio de al lado, hay vida, pequeño comercio e interés por los ciudadanos

Dar un paseo en autobús de menos de quince minutos, te traslada a otro universo paralelo. Un barrio donde los vecinos apoyan al comercio, estos forman parte de una asociación y ofrecen no sólo diversidad de productos sino también buenos precios. ¿Por qué he de comprar en un barrio que ha abandonado el consistorio, los mismos comerciantes y hasta parte de la vecindad?

No hace falta que una pandemia arrase con las costumbres de las personas. Algunas hemos tenido que variarlas porque no siempre te apetece tomar un autobús o no dispones de tiempo e Internet está en tu casa. Es surrealista insistir en que debemos cambiar hábitos o apoyar lo que es una buena causa cuando desde mi punto de vista, me han tratado mal como cliente.

La cultura del pequeño comercio y sus bondades, va de la mano de un conjunto de decisiones y acciones que conforman las ciudades.

Cuando no se apuesta por un paisaje donde todos somos iguales, hay barrios oscuros, sin esas bonitas luces de los escaparates porque un buen día alguien decidió que no merecía la pena seguir allí. ¿Por qué debería comprar a quienes convirtieron puntos de una ciudad en lugares que no estaban a la altura del comerciante?

La fidelización comienza por cuidar a los clientes, mirar los beneficios, pero sobre todo, no considerar que hay compradores de primera o de segunda (en Internet no ocurren estas cosas)

Imagen|Pexels

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