A lo largo de la historia hemos presenciado invenciones y nuevos retos que han supuesto un antes y un después en el desarrollo tecnológico y también el económico. Curiosamente, antes de alcanzar un nuevo hito, cada emprendedor que ha dado a conocer una nueva invención luchaba contra una frase muy común que intentaba minar sus fuerzas por parte de los más rezagados a hacer algo diferente: 'está todo inventado'.
Aún así, hoy en día son muchos los que la siguen utilizando, marcando la diferencia entre quienes tienen la actitud necesaria y quienes no a la hora de emprender. Puesto que los segundos nucan conseguirán desmarcarse de lo estándar, mientras que los primeros, aunque no consigan todas sus pretensiones, con su esfuerzo al menos si alcanzarán una parte, siendo mucho más positivos y provechosos para la sociedad que les rodea.
Si llevamos esta reflexión al terreno empresarial, con independencia de la fase del ciclo económico por la que atravesemos, siempre habrá motivos para pensar en que nuestra idea no prosperará, porque sin lugar a dudas habrá muchos más factores que pueden evaporarla que los que pueden hacerla triunfar, sin olvidar que el éxito no es más que la confluencia de determinados factores en el diseño y desarrollo de una idea.
En consecuencia, cuando nos planteemos innovar en algo aún no creado o en la forma de fabricar un producto o prestar un servicio que lleva años o décadas 'funcionando', no debemos olvidar que no todo está inventado, recordando al mismo tiempo el aporte que la superación de cada hito ha supuesto para el desarrollo económico y empresarial de nuestra historia reciente.
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