Hasta hace tan solo unos años los particulares y profesionales que contaban con una gran cantidad de dinero para invertir, optaban en su mayoría por realizar inversiones en activos inmobiliarios, una preferencia que se ha ido apagando por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, y que ha dado lugar a que se contemplen otras alternativas.
En esta 'nueva economía', en la que tan pocas alternativas parece haber tras la cortina de humo que configura la crisis, emergen las start ups como los nuevos vehículos de inversión, en los que las personas o sociedades con excedente de recursos tiene la oportunidad de financiar a los nuevos emprendedores, ante un escenario en el que la banca comercial no acaba de abrir el grifo como necesitamos.
En consecuencia, muchos 'nuevos ricos' y sociedades de inversión cada vez apuestan más fuerte por este colectivo, lo que debemos observar no como una tendencia que tiene la pinta de convertirse en moda, sino que como una oportunidad en la que podemos suplir las necesidades que no satisface nuestro sistema financiero.
No quiero decir con ello, que este tipo de inversores vaya a sustituir a la banca, pero cada vez se hace más necesario el analizar otras posibilidades, evitando por todos los medios el anunciar que nuestro proyecto empresarial no ha podido ver la luz por falta de crédito.
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