El pico de tráfico de las páginas web dedicadas al porno se produce los días laborables entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde. Una encuesta en Estados Unidos reveló que el 60% de los encuestados afirmaban haber visto porno en el trabajo. La mayoría de ellos habían consumido porno en el último mes de forma esporádica y un 10% de forma habitual en la última semana. La realidad es que ver porno en el trabajo es algo más habitual de lo que podamos pensar.
Lo cierto es que me parece raro, pero no algo descabellado. Pensando en los diferentes trabajos por los que uno ha pasado, la realidad es que este tipo de comportamientos requiere de cierta intimidad. Por lo tanto o se da en empleados que tienen un despacho o en otros que realizan su trabajo de forma individual.
Si que recuerdo en épocas pasadas, allá en los comienzos de Internet, limpiar muchos escritorios accesos directos a páginas de contenidos para adultos, que eran casi como un virus y no dejaba eliminarlos a los propios usuarios. Por supuesto siempre indicando que no sabían cómo había llegado allí ese contenido.
Tampoco hoy en día revisando el historial de un navegador me extraña el acceso a este tipo de contenidos, pero más en equipos portátiles que de sobremesa, lo que no implica necesariamente que se realice tal consumo de contenidos en el ámbito laboral.
Existen diferentes métodos para limitar el acceso a diferentes páginas. De esta forma no se permite utilizar los recursos de la empresa para fines que no sean laborales. Se pueden realizar filtros más estrictos o más laxos, pero el objetivo es que los empleados no pierdan el tiempo en cuestiones personales.
En todo caso nada dice el estudio de si este consumo se realiza desde dispositivos privados, como podrían ser los propios smartphones de los empleados. En este caso si utilizan sus tarifas de datos personales o tienen los contenidos almacenados en sus dispositivos, por lo que poco se puede hacer para evitarlo.
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