Hoy es complicado que un negocio viva al margen de las redes sociales. Pero no todos tienen la posibilidad de contratar a un profesional que les diseñe una estrategia y consiga los resultados esperados. Por otro lado es muy fácil caer en la tentación de hacerlo nosotros mismos, ya que manejamos nuestras redes personales. Quizás por eso se han convertido en un peligroso ladrón de tiempo, de modo que o administras bien las redes sociales de tu marca o ellas controlarán tu agenda.
Porque es muy fácil, y también una forma de procastrinar, empezar a dedicar mucho más tiempo a las redes sociales, a contestar comentarios, añadir contenidos, interactuar con clientes o tratar de generar comunidad, que a pensar cómo mejorar nuestro negocio en otras áreas que quizás sean más productivas.
Estamos todo el día conectados a las redes del trabajo
Hay que dedicar tiempo a las redes sociales, pero sin olvidarnos de por dónde vienen realmente los ingresos de nuestro negocio. No podemos estar todo el día pendientes, también fines de semana y dejar de hacer otras tareas quizás más tediosas, pero que son necesarias para mantener el negocio a flote.
Para un negocio pequeño resulta muy efectivo crear contenidos cada día, publicarlos, pero no estar en todo momento pendientes de cómo están funcionando. Para eso ya existen herramientas de analítica muy efectivas. Basta con entrar en un par de veces a lo largo de la mañana y lo mismo por la tarde, establecer alguna alarma por si algo se desmadra, etc.
Porque de otra manera es muy fácil obsesionarse con esta cuestión. Además hay que sumar el desgaste que supone, ya que nunca llegamos a desconectar del todo de cuestiones laborales. Incluso haciendo un buen trabajo, tenemos que ser capaces de detectar las horas de baja actividad de nuestro negocio para que sean estos los momentos elegidos. Porque nuestro negocio no es gestionar con éxito las redes sociales.
He conocido algunos casos de autónomos, pequeños comercios que han logrado tener una marca personal, crear una comunidad entorno al núcleo de su negocio y que han funcionado realmente bien. Pero siempre con una estrategia bien pensada, midiendo resultados y focalizados en lo que realmente saben hacer bien.
En estos casos lo complicado es que muchos cuando crecen y tienen más recursos no saben pasar el testigo a una empresa o profesional que se ocupe de sus redes. Ya sea porque creen que no lo van a hacer como ellos mismos o porque no encuentran a la persona con la que el feeling sea el adecuado.